sábado, 22 de septiembre de 2007

Ahmadineyad, el cachondo





AHMADINEYAD, EL CACHONDO
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Creemos en Occidente que los islamistas radicales carecen de cualquier atisbo de sentido del humor, pero es, sin duda, una creencia equivocada. De lo que carecen los cortacabezas es de la capacidad para reírse de ellos mismos pero, lo que es troncharse a costa nuestra, cada dos por tres; y ahí está el presidente de Irán para demostrarlo. Seguro que, en privado, ese hombrecillo con cara de sátiro y salido es para morirse de la risa. El último chiste con el que ha salido es que quiere “dejar una corona de flores en la Zona Cero para rendir tributo a las víctimas del 11-S”. Parece que los americanos no se lo tragan del todo, y hasta la senadora Clinton ha dicho que sería algo inaceptable. Sin embargo, que tengan cuidado los yanquis con Zp, que es capaz de enviar a Moratinos para que haga gestiones en favor de Ahmadineyad.

Que un hombre que ha proclamado continuamente su odio infinito a Israel y los Estados Unidos, dirigente de un país que acoge en su seno a gerifaltes de Al Qaeda, que sostiene con armas a los terroristas que desangran Irak, y que trata de conseguir la bomba atómica para exterminar de la faz de la Tierra a todo un pueblo pretenda hacer el paripé en el cementerio de las Torres Gemelas, es algo tan hipócrita y humorístico como si Ibarreche, el de “los-vaskos-y-las-vaskas”, propusiera un responso por las víctimas de ETA en la Catedral de la Almudena. Porque Irán es al terrorismo, no nos engañemos, lo que Holanda a los tulipanes. No es que dudemos de la voluntad homenajeadora del iraní, sino que nos inclinamos a pensar que a quien realmente pretende poner flores don Mahmoud es a las “otras” víctimas, es decir, a los Atta, Banihammad, al-Shehri, al-Omari, al-Suqami, al-Shehhi, y al-Ghamdi, los mártires que aquél día crearon al tercer y más moderno héroe neoyorquino, pues si antes sólo estaban Super-man, que vuela entre los rascacielos y Spider-man, que sube por los rascacielos, ahora les acompaña Musul-man, que atraviesa los rascacielos.

Los que parece que lo tienen cada vez más claro son los franceses, cuyo ministro de Exteriores ha advertido a Irán de que si sigue buscando pelea, la va a encontrar. Al gobierno de Teherán no parece haberle gustado nada el poco sutil aviso, y dice que declaraciones como esta afectan a la credibilidad de Francia ante la opinión pública mundial. Y tiene razón: por fin los franceses comienzan a tener credibilidad… ¿cuándo la recuperaremos nosotros? Mientras llega el día, que llegará, a ver si alguien le va explicando la alianza de las pamplinas a Al Zawahiri, ese pacifista que dice que es un deber para todos los musulmanes liberar el territorio arrebatado de Al Andalus.
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La Voz, Jerez, 23 de septiembre de 2007

viernes, 14 de septiembre de 2007

Tradiciones

A veces uno instaura tradiciones en su vida sin darse cuenta, sin premeditación. Este año, en el aniversario de la caída de las Torres Gemelas, no he podido ni he querido dejar de escribir sobre ello en mi columna semanal. Es mi pequeño homenaje. Y al hacer memoria, me he dado cuenta de que es ya la tercera ocasión en que repito tema en la misma fecha. Y además, he decidido que lo seguiré haciendo mientras escriba en la prensa. Me gusta la idea. Lo que no me gusta tanto es que, releyendo lo que escribí hace uno y dos años, creo que el de hoy es el homenaje más flojo de los tres. Será el signo de los tiempos.
A continuación podéis leer y comparar los tres textos quienes queráis recordar conmigo. Una vez al año no hace daño.

11-S: 2007: PROHIBIDO RECORDAR


Han pasado seis años, y no son pocos los que piensan que ya se ha recordado suficientemente, que no merecen más memoria los que murieron aquél día ni lo que murió aquél día. Les hieren los actos públicos, les duele que nos duela. Seguramente preferirían festividades que celebraran que no falló la puntería aérea de Mohammed Atta y sus camaradas. Eso sí que se podría celebrar eternamente, al igual que muchas otras cosas. Porque se pueden sacar de la tumba a tantos muertos (color rojo) de la Guerra civil como sean necesarios; se podrá aplaudir la caída de Saigón durante 1.000 años; se seguirá sometiendo a juicio al espantapájaros de Cristóbal Colón en Hispanoamérica durante otros cinco siglos; Se llorará, si hace falta durante 1.492 años, que los Reyes Católicos culminaran la Reconquista de España; hasta la caída del Muro podrá seguirse celebrando durante décadas con la boca pequeña (en el fondo, la sienten). Pero, ¿recordar con tristeza a los 3.000 muertos de las Torres Gemelas? No, amigo, eso no: han pasado seis años de aquello, y les revienta que haya gente que siga llorando. Y eso que ellos también lloraron aquél día en el que el mundo cambió, pero claro, fue de alegría. ¿Tengo que decirles sus nombres? No, no hace falta. Están en todas partes y ustedes les leen a ellos igual que me leen a mí. Algunos disimulan, hacen piruetas dialécticas imposibles, pero se les nota. Les traiciona el sentimiento.

Hubo y hay horribles tragedias en el mundo, y muchas más que habrá mientras el ser humano pise la tierra. Pero sólo está mal visto el lamento por una de ellas. Pueden ustedes organizar manifestaciones por los motivos más peregrinos, pero no se les ocurra proponer una en Bruselas para pedir un minuto de silencio en memoria de las víctimas del 11-S, porque la prohibirá el alcalde por “motivos de seguridad”. Hasta los propios americanos han dado este año un “perfil bajo” a la conmemoración, será que algunos olvidaron ya cómo era el perfil de las Torres. Incluso han querido vetar a Giuliani, el que era alcalde de Nueva York aquél día. Motivos de seguridad, cálculos políticos, desprecio a las víctimas… me suena. De todos modos, como dice un bombero neoyorquino: “Este es un país libre, el que no quiera homenajear, que no lo haga”. No hace falta que los miserables celebren nada, tan sólo que nos dejen recordar en paz.

La batalla por el mundo continúa y, por suerte para nosotros, en algo debió fallar el gran teórico de la guerra, Von Clausewitz, cuando dijo que “la clave de la victoria es anular la voluntad de combate del enemigo”. Si así fuera, ya sólo habría chilabas y burkas en nuestras tiendas de moda.
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La Voz, Jerez, 16 de septiembre de 2007

11-S: 2006: EN EL PRIMER DÍA DEL SEXTO AÑO



Mañana, 11 de septiembre de 2006, será un día como otro cualquiera para bastantes personas. Otras muchas, en cambio, celebrarán el quinto aniversario del glorioso día en el que los americanos recibieron un poquito de su merecido. Pero habrá también algunos, los que conforman la auténtica Resistencia, que conmemorarán el Día de la Infamia, aquello que quedó grabado a fuego en la retina del alma por siempre jamás. Mañana será el primer día del sexto año de una guerra diferente a todas las anteriores; una pelea extraña, con nuevas reglas (un bando ha de cumplirlas todas y el otro ninguna), en la que unos no pueden matar a otros, pero los otros pueden sacrificar hasta a sus hijos si con ello hacen buena propaganda; una lucha de la que es muy poco probable que los que hoy estamos vivos lleguemos a ver el final, y en la que hay más frentes, más peligros, y más enemigos internos que en ninguna otra; un conflicto global en el que nuestros medios de comunicación trabajan gustosamente para el enemigo; una confrontación cuyas líneas de combate están en nuestros aeropuertos y ciudades tanto como en las fronteras israelíes o en Bagdad, porque el frente está en todas partes y en todas las mentes; un combate psicológico en el que miles de valientes fanáticos se enfrentan a millones de conejillos temblorosos, tan gordos y estúpidos que no están dispuestos a moverse pare defender su derecho a vestir como quieran, leer lo que les plazca (los que leen) o, simplemente, pensar (los que piensan); una guerra en la que, por primera vez en la historia, la traición ya no se esconde, sino que se exhibe, y hasta los ex presidentes se alían con el enemigo y le dan sus bendiciones nucleares.
Ante tantos signos de derrota, ¿qué podemos hacer?, ¿qué debemos hacer? Lo que han hecho siempre los hombres: luchar cada uno en su trinchera, resistir como sea, y defender nuestra fe (en Dios, en la Civilización o en ambos). Caiga quien caiga, digan lo que digan y hagan lo que hagan. Porque sabemos que es mejor permitir la minifalda que lapidar a las adúlteras; aceptar a los homosexuales que ahorcarlos; encarcelar a los ladrones que cortarles las manos; respetar a los judíos que atomizarlos… porque es mejor, en definitiva, ser imperfectamente libres que perfectamente esclavos.
Mañana, primer día del sexto año, será la ocasión ideal para celebrar la vida y la libertad que aún poseemos, y para establecer con nosotros mismos y nuestros seres queridos el compromiso de defenderlas a capa y espada; un buen momento, en fin, para reafirmar que no preferimos morir a matar. También tendremos la oportunidad de ver una película excepcional que nos permitirá revivir, exactamente cinco años después, el que pudo haber sido el destino de cualquiera de nosotros, el de los primeros que murieron en esta guerra sabiendo por qué lo hacían. Y finalmente, por la noche, será la hora de escuchar New York, New York una y otra vez hasta quedarnos dormidos soñando con las Torres Gemelas y con el fracaso de los enemigos que las atacaron: lograron hacer caer los edificios, pero jamás podrán derribar el espíritu que los levantó.



La Voz, Jerez, 10 de septiembre de 2006

11-S: 2005: NEW YORK, NEW YORK


De pequeño, me encantaba recortar fotos de los rascacielos de Nueva York, y pasaba horas dibujando skylines de Manhattan en los que las Torres Gemelas y el Empire State nunca faltaban. El 11 de septiembre de 2001 contemplé hipnotizado en la tele de un bar cómo caía la primera torre gemela. Unos segundos después, la camarera cambió de cadena para ver la telenovela de Canal Sur. Y es que, más allá de lo que nos puedan llegar a conmover las desgracias ajenas, el hecho es que las tragedias que de verdad cuentan son las que sufre cada uno, y lo demás importa un pijo; ¿quién recuerda lo que estaba haciendo cuando sucedieron los atentados de Bali, Casablanca, o Londres?
Sin embargo, lo de aquel 11 de septiembre fue distinto; nadie ha olvidado, aparte de mi camarera y petardos similares, lo que hacía mientras Nueva York era masacrada en nombre de Alá. Y no hay contradicción alguna en ello, porque fue ese, y ningún otro, el día en el que murió el mundo que habíamos conocido para dejar paso a uno nuevo surgido de entre las ruinas y el dolor. Hace ya cuatro años que nació la nueva criatura, y aún hoy no podemos atisbar cómo será cuando crezca; quedan muchos insensatos que fingen que todo puede seguir siendo igual que antes, pero cada vez más gente entiende que dos sí pelean aunque uno de ellos no quiera, de modo que las únicas opciones son defenderse o dejarse matar.
La perdición del hombre es el olvido, y por eso, mientras la televisión seguía arruinando la mente de millones de españoles, dediqué la noche del último 11 de septiembre a escuchar una y otra vez el nombre mágico de Nueva York cantado por Frank Sinatra. Para no olvidar lo que les hicieron. Lo que nos hicieron. Lo que me hicieron. Jamás conocí una ciudad más maravillosa, ni personas más amables y deseosas de ayudar que sus habitantes. Así que Dios guarde a Nueva York, y malditos sean todos aquellos que justificaron, comprendieron, relativizaron, jalearon o, simplemente, se alegraron de aquello. Y en la guerra entre la civilización y la barbarie, ojalá gane el mejor.
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Diario de Jerez, 14 de septiembre de 2005

martes, 11 de septiembre de 2007

"Entretenimiento"

Página principal de MSN España. Reportaje sobre el aniversario del 11 de septiembre de 2001. Sección...¡ENTRETENIMIENTO!



Definitivamente, no tenemos futuro. Los malos sí.


Aunque quizá no esté todo perdido, siempre que quede gente como MAFD:

Desde las ruinas
renacerá, orgullosa
nuestra Libertad

Siempre nos quedará...

©NADIE

lunes, 10 de septiembre de 2007

Manhattan late

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Cayó el cemento,
pero el hueco lo llena
algo más fuerte

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©NADIE

Bienvenido, John McClane


Dicen que conforme te vas haciendo viejo vas perdiendo el gusto y el interés por determinadas cosas que en otro tiempo fueron importantes en tu vida. Sin embargo, ayer pude comprobar con alegría que a mí, al menos en el caso del cine, no me ha pasado aún. Porque me gusta el cine; me gusta ir al cine; y en el caso de ciertas películas la excitación (no, esa no, la otra) empieza sólo con ver el anuncio de la película en la tele. Y es que ayer fui a ver la última peli de Bruce Willis: “LIVE FREE OR DIE HARD” que es el (fantástico) título original en los Estados Unidos (no sé por qué la han titulado 4.0 en el resto del mundo. Bueno, sí lo sé, igual que vosotros), y era como ir a reencontrarse con un viejo amigo con el que llevas queriendo reunirte desde hace mucho tiempo. En este caso, dos amigos en uno: John McClane y Bruce Willis. Al segundo lo he visto un poco más, pero al primero lo echaba de menos desde la divertidísima “La Jungla 3”. Porque no sólo “La jungla de cristal” es todo un clásico del cine de acción, no sólo el personaje de McClane se ha convertido en un icono del perdedor que acaba ganando, sino que la serie de películas de “La jungla” se ha convertido en una parte de la banda (visual) de nuestra vida desde hace ya casi 20 años. Y si hay un dinosaurio que realmente lo lleva bien, ese es McClane (porque en Terminator III daba pena ver a Swarzenegger, de Rocky VI no hablo -no ha he visto-, y quedamos a la espera de ver cómo le sienta la ancianidad a Indiana Jones).
Y, ¿cómo es la película? McClane en estado puro, aunque algo más achacoso, bastante más vulnerable y mucho más desencantado. Violencia suavizada, lenguaje moderado…y aún así, no han logrado quitarle el interés a la película. Tiene mérito, ¿no?
Si tuviera que criticarla, yo le pondría tres pegas principales a la cinta:
1) El malo no está a la altura de los anteriores malos (está claro que los hermanos Gruber dejaron el listón alto, pero no había que bajarlo tanto).
2) La música de Marco Beltrami es inodora, incolora e insípida.
3) Maggie Q no sale en ropa interior.
Por lo demás, las secuencias de acción son excelentes (se agradece una barbaridad la renuncia a lo digital. ¡Olé, nos gustan las cosas a la antigua usanza!), los diálogos tan ocurrentes y divertidos como siempre, y la relación de McClane con el niñato al que ha de proteger (…y viceversa) es creíble y hasta entrañable.
Yo diría que esta cuarta parte es una gran cuarta parte, lo cual no es decir poco. La primera es el clásico insuperable, la segunda la secuela inevitable, la tercera la más divertida e incomprendida. Y esta es la vuelta a casa de un amigo del que siempre esperamos ansiosos el regreso.
Bienvenido, amigo Mclane, nos encanta tenerte de vuelta.
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La Jungla 4.0: 8/10
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P.D. Y para los que hayan aguantado el tostón, ahí va el premio que corrige una de las carencias de la película:


Y los malos...que se jodan, ¡Yipikaeya, hijos de puta!

domingo, 9 de septiembre de 2007

Gracias, amigos


Entro en mi bitácora el domingo, por la mañana temprano, para colgar la columna semanal y no faltar en la fidelidad debida a mis lectores (mucho menos numerosos de lo que quisiera, pero mucho más fieles de lo que merezco), y veo con alegría un nuevo comentario (significa que algo que has escrito le ha importado mínimamente a alguien). La alegría se decuplica al ver que quien escribe es mi helmántico y libre amigo Díaz de Vivar, y se centuplica al leer que: ¡me ha dado un premio!
Inesperado, sorpresivo…pero dulce. Gracias, amigo, pues que personas inteligentes digan que mis palabras hacen pensar, es mucho más que un piropo. Sin embargo, para mí la vida es cada vez más difícil de comprender, aunque piense mucho, o quizá por pensar demasiado. A veces me parece que la realidad de la existencia humana es inaprensible para la mente humana, por más que se intente. Muchas veces dan ganas de dejar de pensar pero, ¿qué hacer entonces? No nacimos para tirarnos sobre una alfombra a que nos den de comer, para eso ya están los perros. Sí, pensar es nuestra maldición, nuestra condición y nuestra esperanza. Pero no sólo pensar. También, y sobre todo, actuar. Porque el alma humana tiene herramientas para, muchas veces, “saber” sin “comprender”: la lógica, la moral, la conciencia, la intuición... y por ello, no comprender el mal no debe ser nunca motivo ni excusa para dejar de combatirlo.
Dejémonos de disquisiciones y pesimismo, y sigamos con la cuestión de hoy, porque resulta que el premio que he recibido es un:


“THINKING BLOGGER AWARD”

Que es un galardón que no sé quién inventó, y que premia a las bitácoras que “hacen pensar”. Pero resulta que en ciertas cosas yo no pienso demasiado, y ahora tengo que poner una serie de enlaces que no sé bien cómo lo voy a hacer, y premiar yo a otros cinco bitacoreros que me hayan hecho pensar a mí. Menos mal que son cinco, porque si fueran seis o siete, ya no sabría a quién poner (mis paseos por el mundo de los “blogs” no son todo lo asiduos ni variados que debieran). También tengo derecho a usar un logotipo que no sé si podré poner. Lo intentaré, no obstante.

Estos son mis deberes como premiado:

"Para los premiados, rigen una serie de normas:

1.- Sí, y solo si, alguien te da el premio escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.
2.- Enlaza el post original para que la gente pueda encontrar el origen del premio.
3.- Opcional, enseña el botón del premio enlazando el post que has escrito dando tu premio."

Así que ahí van mis premiados:

-RAYOS Y TRUENOS (http://www.egmaiquez.blogspot.com/)

-HELMÁNTICA LIBERTAS (http://www.helmanticalibertas.blogspot.com/)

-AJOPRINGUE (http://www.ajopringue.com/)

-Y YO QUE ME LA LLEVÉ AL RÍO (http://www.alrio.blogspot.com/)

-EL BLOG DE PEPE CONTRERAS (http://www.pepecontreras.blogspot.com/)

Y ahí va el enlace al post original en el que se me premió:

http://helmanticalibertas.blogspot.com/2007/09/premiado.html

Y ahora, iré a visitar a mis premiados para que al menos sepan que han sido premiados. Lástima que sea un premio sin dotación en metálico. Tienen en común que son inteligentes. Algunos son amigos, casi todos afines ideológicamente, y uno me ayuda a seguir la actualidad de Jerez.
Un abrazo para todos, feliz domingo y…

¡A POR ELLOS, FERNANDO ALONSO!

viernes, 7 de septiembre de 2007

¡Esto se hunde!















¡ESTO SE HUNDE!
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Eso es lo que el común de los mortales está empezando a sentir en nuestro país; y en Jerez, la sensación es más acentuada, pues si en otros sitios se empiezan a mojar los pies, aquí la gente ya tiene el agua al cuello, y no sólo los que viven en el “Titanic”. Las vías de agua se multiplican, aunque la del desempleo la van a empezar a cerrar “mañana”, lo que pasa es que es un mañana como el del cartel que ponen en los bares: “Hoy no se fía, mañana tampoco”. Así, a pesar del papelón que hizo cuando fue “semialcaldesa”, la encargada de nuestro bar sigue siendo amante del bel canto, y desde mayo está hecha una prima donna. Lo malo es que cuando entona un aria, de la garganta le salen gallos en lugar de puestos de trabajo. En un mes, el paro ha subido en 600 personas (tantas como empleos se supone que creará Ikea, la empresa que solucionará todos los males del universo), en un año han sido 1.600, rozamos ya los 18.000 parados y… ¿saben qué dice Sánchez?: “…no son datos preocupantes […] mando un rotundo mensaje de tranquilidad […] lo vamos a conseguir […] soy totalmente optimista”… ¡Toma castaña! Algunas sopranos te rompen la cristalería con sus gorgoritos, pero esta te rompe los esquemas mentales y se queda tan contenta. Ya que canta tanto, podría cantarnos cuánto gasta de verdad el Ayuntamiento en nóminas, además de esos 78 millones que no incluyen a la GMU, Ajemsa y Emuvijesa, es decir, a medio Ayuntamiento.

Sin duda, el paro es un problema de difícil solución en este Jerez-parque-temático totalmente entregado a los servicios y la construcción; es un mal tan endémico de esta tierra como el comunismo y el hambre (valga la redundancia) lo son de Cuba o Corea del Norte, y lo peor de todo es que no parece haber solución a medio plazo, pues igual que algunos se refieren a extrañas alineaciones de astros para explicar el devenir de las cosas, hay otros que, observando una catastrófica conjunción de administraciones, pronosticamos la continuación, corregida y aumentada, del desastre; sí, la alineación Zp-Chaves-Cabaña-Sánchez parece demasiado, hasta para los jerezanos. Ni siquiera las ridículas promesas del Jim Carrey andaluz (no por gracioso, sino por mentiroso compulsivo), son capaces de animarnos: ¿dónde están los libros gratis, los sueldos y las vacaciones gratis para las amas de casa, las camas únicas en las habitaciones de los hospitales, las vías rápidas entre capitales…?

La crisis nos va a afectar a todos, pero yo creo que quienes peor lo van a pasar en Jerez son los del Teatro Villamarta porque, con la diva Sánchez cantando gratis todos los días por peteneras, ¿quién va a gastarse dinero en ir a la ópera?
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La Voz, Jerez, 9 de septiembre de 2007




jueves, 6 de septiembre de 2007

Nadie, ¿en la cadena SER?

Pues sí, mira tú por dónde, en lugar de colaborar en la COPE, alguien como yo se encuentra colaborando desde hace varios meses en la SER. ¿Increíble? Sin duda. ¿Inimaginable? Desde luego. Se trata de colaboraciones a nivel local, vale, pero no deja de ser algo llamativo, dadas nuestras ideologías (la mía y la de la SER). He de decir que, al menos en Radio Jerez, no he notado ninguna asfixiante presión ideológica (claramente en las emisoras locales hay bastante más libertad de movimientos que en la difusión nacional), y me siento bastante cómodo. Sobre todo gracias a Eugenio Camacho, que es quien decidió apostar por mí para sus tertulias de los viernes en "El Rincón Malillo", de 13:00 a 14:00. Desgraciadamente, motivos laborales me impiden asistir todas las semanas, pero cuando voy, dejo mi impronta.
Con la nueva temporada, Eugenio ha decidido empezar cada día con una especie de entradilla o columna hablada de firmas destacadas de la ciudad (una vez más, doy las gracias a quien me considera una firma destacada), y ha tenido la gentileza de contar conmigo entre ellas. De nuevo, me es imposible colaborar con periodicidad semanal, pero algo caerá de vez en cuando. Lo primero ha sido hoy, con una parrafada de título

"QUE NO NOS COMAN LOS GUSANOS"
que dice así:
Parece que en el Ayuntamiento por fin se han dado cuenta de que la ciudad está gravemente enferma y sólo con iniciativas drásticas recuperará la salud algún día. La Alcaldesa lleva tiempo anunciando medidas para paliar la bancarrota, y así, se ahorrarán 300.000 euros en alumbrado por aquí, 70.000 en regalos para amiguetes por allá, habrá una comisión de control de gasto, y hasta se reducirá el sueldo a 150 altos cargos, que yo diría que son demasiados para tan poco pueblo.
Todas esas medidas están muy bien, pero no son, ni mucho menos, suficientes, pues el paciente se desangra, tiene los miembros gangrenados, y eso no se cura con tiritas. Así que siga por el buen camino, alcaldesa, pero atrévase a dar pasos más osados. Por ejemplo, no dé un euro más al Jerez, pues no tiene por qué hacerlo, no quiere hacerlo, y la mayoría de los jerezanos no queremos que lo haga; experimente la satisfacción de predicar con el ejemplo reduciendo el sueldo del cargo más alto de todos, y así, poco a poco irá acercándose al momento de la verdad, ese que demostrará si está usted tratando de salvar la vida al moribundo, o tan sólo maquillándolo para que luzca guapo en la cajita; porque lo que esta ciudad necesita de verdad es una drástica reducción de plantilla en su consistorio. Se trata, sin duda, de una medida dura e impopular, pero por muy jodido que se presente el panorama, siempre será mejor ir en silla de ruedas con las piernas amputadas que estar bajo tierra dando de comer a los gusanos.
Hoy por hoy, edición local, Radio Jerez, Cadena Ser, 6 de septiembre de 2007

sábado, 1 de septiembre de 2007

El abuelo pillín

EL ABUELO PILLÍN
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Aquél día, mientras paseaba, vi a lo lejos a un abuelo que hurgaba con su nieto entre las ramas de un árbol. Al acercarme, imaginé que el entrañable anciano estaría explicándole al chiquillo lo importantes que son las plantas, por qué sube la savia, o en qué consiste la fotosíntesis. Sin embargo, algo no encajaba en la escena, pues el chico prestaba demasiada atención a lo que su pariente le explicaba, como si de verdad le interesase aprender que “clorofila” es algo más que un sabor de chicle. El enigma se resolvió cuando estuve tan cerca como para ver que del árbol colgaba un pequeño objeto a modo de diana: el abuelo estaba enseñando a su nieto a utilizar un tirachinas. En un primer momento, pensé con enfado que estaba asistiendo a los precoces entrenamientos de un futuro gamberro pero, tras reflexionar unos segundos, me emocioné sinceramente porque entendí que el significado de lo que veía era que no todo el caudal de sabiduría de nuestros mayores se perderá en la nada de la muerte, que habrá chavales, al menos uno, que sabrán hacer algo más que jugar a la “play”.

Supongo que ser abuelo es una experiencia muy gratificante, algo así como volver a disfrutar de las ventajas de ser padre, pero prescindiendo de la mayoría de los inconvenientes; una especie de partido amistoso en el que no tienes que correr tanto como en uno de competición, ni arriesgarte a que te lesionen, ni sufrir la presión del resultado… pero lo pasas de muerte correteando por el campo. Si bien es cierto que la mayoría de las personas no comprende lo que significa ser padre hasta que lo es (algunos ni así), parece bastante sencillo entender en qué consiste ser abuelo y cuáles son sus atribuciones que, básicamente, se limitan a disfrutar de los nietos y echar una mano a los padres. No hablo de los “abuelo-padres”, categoría de reciente creación compuesta por aquellos abuelos que han de ejercer de padres por inutilidad, comodidad o imposibilidad de los verdaderos progenitores. Pero no seríamos justos si sólo habláramos de padres dejados, pues igualmente se da el caso de los abuelos que pasan de sus nietos. Naturalmente están en su derecho de vivir el retiro como les parezca, y en su descargo diremos que a lo mejor lo hacen porque creen que los nietos ya no requerirán sus servicios ahora que el Gobierno se va a encargar de todo con su “lobotomización para la ciudadanía”. Porque, ¿qué necesidad habrá de abuelos, e incluso de padres, cuando por la mañana lleves a tu niño al colegio hecho un ignorante, y al recogerlo por la tarde ya sepa a quién debe amar, a quién debe odiar, qué aberraciones debe practicar, e incluso a quién debe votar?











La Voz, Jerez, 2 de septiembre de 2007, se acaba el verano y no saben cuánto me alegro (de eso, y de no ser abuelo)

El Diario de Noa



Yo no hago críticas de cine, aunque ésto va a ser la excepción (se lo dejo a nuestro amigo Nadie, que sin duda lo hace mejor que yo). El caso es que quiero recomendaros enérgicamente esta película que me ha conmovido.

Es una película de amor, de amor puro, de amor de juventud, de esos amores que se estampan contra la realidad de la vida. De un amor repleto de sentimientos (dulzura, locura, inocencia, ternura, miedo, valor...) y donde el sexo es la culminación del amor (algo que, hoy en día, sería ya imposible vivir). De un amor que se apoya en los sueños y en las contradicciones que todos llevamos dentro. De un amor que sobrevive al paso del tiempo y a la degeneración del ser humano.

Es una película especial que me ha transmitido la capacidad de construir sobre las frustraciones y que revive el mito de que el amor lo puede todo, incluso superar lo más temido para el hombre: el olvido.

Actúa un eternamente sorprendente James Garner y una siempre correctísima Joan Allen. Los demás actores (en mi ignorancia) me han resultado desconocidos, pero tremendamente convincentes, logrando hacer traspasar ese amor que se profesan por los poros de la pantalla. La fotografía es preciosa y se recrea en la naturaleza que rodea en todo momento la acción. La ambientación está muy lograda y la música acompaña con gran acierto cada momento. Está llena de frases geniales para el recuerdo y, aunque el guión no es nada del otro mundo, lo han desarrollado con maestría y un ritmo que sólo te deja tomar aliento cuando salen los créditos.

Es una gran recreación del amor verdadero (¡como desees!), tierna, dulce, delicada, que nos hace vivir la historia con una intensidad inusitada y, en el peor de los casos, nos hace desear haberla vivido.

Que la disfrutéis.