sábado, 24 de febrero de 2007

L´Estatut d´Andalucía: una reflexió


Tras el fracaso más apabullante de la historia de las votaciones en España (una vez más, Andalucía imparable), el multifracasado líder de los populares andaluces propuso una serena reflexión, así que le hice caso, y he aquí mis conclusiones después de una semana:
1ª) El referéndum debería ser declarado nulo, y el Estatuto tirado a la basura, donde se sentiría como en casa.
2ª) El Partido Popular merece una oportunidad en Andalucía, por tanto: ¡váyase, señor Arenas!
3ª) Andalucía merece una oportunidad a secas, por tanto: ¡váyase, señor Cháves!
Lo cierto es que un referéndum en el que el 64% de la población vota “PASSSO DE TÓ” sería anulado de inmediato en cualquier realidad nacional en la que la “democracia” fuese algo más que la gran prostituta del diccionario. Aquí, sin embargo, Cháves y Zp se felicitan por el triunfo, con unos argumentos tan absurdos para justificar la abstención como el “exceso de confianza” (?). Olvida convenientemente Manuel Cháves que fue él quien dijo que la fortaleza de nuestra región para negociar con Zp se mediría por la participación en el referéndum, argumento del cual deduzco que el día 18 pasamos de “fortaleza débil” a “fortaleza cero Zapatero”. ¡Gracias, President!: durante más de 15 años no ha sido usted capaz de sacar a Andalucía del hoyo (tampoco lo ha intentado), pero ahora dice que “nos equiparará con las regiones más ricas de Europa”, como si para hacer realidad las cosas bastara con escribirlas en un papel…si no fuera porque ya sé la respuesta, le preguntaría: ¿a quién pretende engañar? De momento engañó a los del PP, que ahora tratan de escurrir el bulto en lugar de asumir el fracaso compartido con los socialistas. Por más collejas que les den, y no paran de dárselas, estos peperos nunca aprenden, ¡son tan blanditos!
Lo que se debería haber sometido a referéndum en Andalucía el pasado domingo es el Estatuto catalán para vetarlo (ya que tenemos tanto poder, según Cháves) y así demostrar que lo que deseamos no son los privilegios de Cataluña, sino que ningún español tenga privilegios sobre otro, y todos seamos iguales en derechos y deberes. La cruda realidad demuestra, sin embargo, que nos volvemos cada vez más egoístas y ambiciosos, y en lugar de practicar sabiamente el lema “la unión hace la fuerza”, nos obcecamos en un penoso y suicida “divídete y perderás”. Así, gracias a nuestra desidia e ignorancia, ya tenemos el Estatuto de la realidad nacional cateta; el de Andy, Lúcas y Fernando Tejero, que ni se lo habrán leído ni falta que les hace; el de “el Guadalquivir es mío, y ¡ay del que lo toque!” (Ibarra, tan bravucón como cobarde, dice que lo recurrirá, pero seguro que se raja, como siempre); el de apropiarse del flamenco como si el arte fuese una cuestión de RH (seguro que a Arzalluz le encanta); el Estatuto, en fin, que se creó como copia barata del catalán, con la única misión de legitimarlo. Sí, el nuevo Estatuto era necesario, pero sólo para Montilla, Zp y Cháves, los destructores de la unidad.
Cierto es que los políticos son los principales responsables de este ridículo vodevil, pero los andaluces tampoco nos hemos resistido mucho a la burda tropelía (menos del 4% votó “NO”). Los políticos la han cagado, pero no lo reconocerán; los ciudadanos la hemos cagado, pero no lo reconoceremos; y el Estatut será aprobado, porque el 64% de “PASSSO DE TÓ” que debería haber significado tarjeta roja, al final ha sido tan sólo una carta blanca.
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La Voz, Jerez, 25 de febrero de 2007

domingo, 18 de febrero de 2007

Referéndum nulo

La participación en el innecesario referéndum sobre el absolutamente innecesario Estatuto de Andalucía ha sido ridícula de puro patética. Lógicamente, con un 36% de participación resultaría nulo en cualquier país, o realidad nacional, en el que la democracia fuera algo más que la palabra más prostituida del diccionario.


Las consecuencias de esto deberían ser:


1) Nuevo estatuto anulado.


2) Cháves dimitido.


3) Arenas dimitido.


4) Convocatoria de nuevo referéndum para vetar el Estatuto catalán (Sí, para vetarlo desde Andalucía, y así demostrar que no es que queramos tantos privilegios como Cataluña, sino que nadie tenga privilegios y que todos los españoles seamos iguales en derechos y deberes).


Señores políticos andaluces, les dedico mi más sentido vómito, aunque creo que ni eso merecen.


domingo, 4 de febrero de 2007

Murieron con los arneses...¿puestos?


MURIERON CON LOS ARNESES… ¿PUESTOS?

Morimos. A todas horas y en cualquier situación: en la paz y en la guerra, dormidos y despiertos, borrachos y sobrios, conduciendo y paseando, viejos y jóvenes, sanos, enfermos y, también, trabajando. Morir trabajando es, pues, un hecho de la vida. Pero un hecho escandaloso cuando se superan ciertos límites, cuando la muerte no se produce por causas incontrolables sino por negligencia, desinterés o falta de control.
En las últimas semanas se han multiplicado las noticias sobre accidentes laborales en Andalucía; desde el marinero malagueño que cayó al Atlántico para de él nunca más salir, hasta el operario de Puerto Real al que aplastó un bidón de aceite, pasando por el trabajador de Dos Hermanas al que le explotaron los gases del aceite de orujo, y el malagueño (otro) que se electrocutó trabajando en un poste de la luz, lo cierto es que tras conocerse que las muertes por accidente laboral aumentaron casi un 10% en nuestra región durante el pasado año, todas las alarmas se han disparado. Y es que fueron 146 muertos, casi tres a la semana, así que para frenar tan escandalosa tasa se han propuesto leyes integrales, pactos y consensos. Posiblemente todas esas cosas ayudarán, pues es grave que sean escasas las sentencias y las personas sentenciadas hasta ahora. También sería bueno que en los procesos no confluyesen tribunales civiles, penales, sociales, administrativos y mercantiles, ya que el resultado son demoras eternas y víctimas desamparadas. Pero de lo que se trata, básicamente, es de que los accidentes no lleguen a producirse, y eso es algo que sólo se podrá conseguir atacando al problema en su origen: haciendo cumplir las leyes ya existentes.
La construcción acaparó casi un tercio de los muertos, muchos de los cuales cayeron desde gran altura. No son pocos los que piensan que la culpa de las tragedias en dicho sector es siempre del empresario que quiere ahorrarse unos euros, y aunque es cierto en ocasiones, la causa habitual es el desinterés de muchos trabajadores por la propia seguridad. Pese a que la lucha de los jefes de obra para conseguir que los obreros utilicen el material de seguridad es continua, muchos prefieren irse a otra empresa antes que acatar la orden, y eso es algo que difícilmente cambiará mientras el mercado de la construcción sea tan dinámico. Así, los jefes terminan haciendo firmar a los trabajadores un recibo por el material de seguridad, para poder, al menos, demostrar que se les dio, porque al final las infracciones siempre las paga el empresario. No son leyendas urbanas los casos de obreros que, tras caer de un andamio y hacerse una tortilla, son “vestidos” por sus compañeros con todo el material de seguridad (que debería haberles salvado la vida, pero estaba en la caseta cogiendo polvo) para que sean encontrados así por el juez. ¿Por qué no llevaban el arnés antes de caerse? Por pasotismo, por comodidad o, sencillamente, porque trabajaban a destajo, y más seguridad implicaba menos velocidad y menos dinero. Nada de esto, sin embargo, es inevitable: paseando por otros países de Europa o Norteamérica, se descubre el exquisito respeto a las normas que allí tienen los obreros de la construcción. Mientras aquí el que sigue todos los protocolos de seguridad pasa por ser el tonto del pueblo, en esos lugares civilizados, contravenirlos es, sencillamente, impensable. Intuyo que sólo empezaremos a parecernos a ellos si se conciencia al trabajador y se le responsabiliza de su propia seguridad.
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La Voz, Jerez, 4 de febrero de 2007