martes, 22 de septiembre de 2009

El cateto plan de Griñán




Si tenían alguna esperanza de que el nuevo presidente de la Junta fuera a ser algo más serio que su eterno antecesor, desengáñense. Claro que si a estas alturas de la película aún tenían esperanzas, con 31 años de PSOE ininterrumpido al más puro estilo mexicano, es que son ustedes más cándidos que la abeja Maya. Resulta que como en Andalucía somos imparables y estamos los primeros de la lista (pero al revés) en casi todo, Griñán se ha puesto el traje de andaluz hasta la médula, y nos ofrece como novedosa atracción del pan y circo su plan “Andalucía 10”, que consiste en “exportar una imagen más moderna y real de la Comunidad autónoma andaluza, impulsar foros, congresos y debates que muestren nuestros logros […] que se hable de los perfiles muy avanzados de nuestra sociedad: la igualdad de género, la agricultura ecológica o la alta velocidad”…¿se les ha quedado cara de tontos?, a mí también. Para empezar, el político que no apela a la razón con palabras inteligentes, sino que busca excitar los instintos primitivos usando discursos populistas, está haciendo exactamente aquello que dice odiar: “Ella [Andalucía] me dio una patria y en ella he de cerrar los ojos para siempre aunque es ella la que me da la vida. Por eso abomino de sus tópicos. Aborrezco a los graciosos que se mimetizan con ellos. Detesto a quienes miran al sur con desprecio y, desde una estúpida superioridad, nos acusan de indolencia o de estar cautivos de las subvenciones”; ¡Qué bonito, Presidente!, ¡seguro que acaba usted de ganar muchos cientos de votos de andaluces que no tienen luces suficientes para entender la vacuidad de sus palabras¡, pero resulta que su función, señor Presidente, no es rasgarse las vestiduras despreciando públicamente a los que se ríen de nosotros, sino luchar porque dejen de tener motivos para hacerlo. Su función no es ordenar por decreto que la realidad deje de serlo, no es imponer un cambio desde la cúspide de la pirámide, sino encontrar la manera de que se trabaje duro desde su base para que ese cambio se produzca realmente.

El sábado pasado, en el noticiario de Antena 3, sacaron un cateto jerezano antológico cuando hablaban del partido en el Bernabéu; ¿acaso van a ordenar a las televisiones que sólo muestren andaluces licenciados e ingenieros?, ¿y de dónde los van a sacar, si se han encargado de que estemos a la cola del sistema educativo español en cuanto a resultados académicos echándole, eso sí, la culpa a Franco y antecesores? O a lo mejor prohíben trabajar a los actores especializados en dar vida a andaluces ignorantes: lo siento, Fernando Tejero y compañía, os vais a ir al paro por orden de Griñán y Paulino Plata. Y, ¿quién va a pagar “Andalucía 10”? Según la Junta nos va a salir gratis, porque va a haber un montón de empresarios que no tienen nada mejor en lo que gastar su dinero; en serio, ¿alguien se lo cree?

Nuestro gobierno regional se vanagloria de lo mucho que ha hecho avanzar a Andalucía a lo largo de los años, pero evita decir que los demás han avanzado igual o más. Está muy bien que ya no seamos una versión extendida de Las Hurdes de Buñuel, pero es un hecho manifiesto que la incultura campa a sus anchas por nuestra tierra. Lo vemos los de dentro, ¿cómo no lo van a ver los de fuera? Sus señorías de hoy quieren mostrar nuestra cara high-tech, pero ayer hacían campañas institucionales con la orden de “hablar andaluz”, intentando ponernos en contra de nuestro propio idioma y ahondando en los peores tópicos…Realmente les importa un bledo lo catetos que seamos, lo único que en verdad les interesa es que no lo parezcamos. Tras décadas fomentando nuestra imagen de palmas y pandereta, se han dado cuenta de que ese no es el camino, y ahora pretenden disimular con maquillaje algo que sólo se puede arreglar con cirugía plástica.


La Voz, Jerez, 22 de septiembre de 2009

martes, 8 de septiembre de 2009

Nueva York: 01-01-0009




“Ha llegado la hora de la decisión, la época que revivirá el espíritu de nuestros antepasados, la era de una aventura común para todos los hombres. La llegada del hombre a Marte puede llevarse a cabo a principios de los años ochenta…”

Estas palabras de George Müller, un administrador de la NASA, resumen el ánimo del pueblo estadounidense tras conseguir el mayor logro tecnológico de la historia, algo que sólo fue posible gracias a la unión de toda la fuerza política, económica, científica e ideológica de la nación. Vemos imágenes y leemos libros de aquellos días, y sentimos que pertenecen a una infancia lejana y perdida, cuando la esperanza podía derribar cualquier muro y la perseverancia quebrar cualquier roca. Lo triste no es recordar aquello, sino ver qué queda hoy día de todo aquello. Llegaron los años setenta, y los estadounidenses volvieron a perder la inocencia (las personas sólo pueden perderla una vez, pero las sociedades lo hacen cíclicamente) esta vez en Vietnam, aunque cuando clavaron su bandera en la Luna ya llevaban una década clavando y siendo clavados bayonetas a manos de Charlie. Dicen que la americana es una sociedad infantil, y la europea madura y elegante, quizá sea por eso que los americanos prevalecieron y lo siguen haciendo. El enemigo era claro hasta los años ochenta, era fuerte, grande, y estaba en otro sitio. Pero eso cambió, el enemigo perdió fuerza y todos nos alegramos porque no sabíamos que era preferible el equilibrio en el miedo a lo que vendría después. El triunfo de Reagan, Thatcher, Wojtyla, Walesa y millones más parecía traer paz, pero el nuevo enemigo ya se fortalecía en el odio, abonado por la incultura y la miseria, y esta vez era fuerte y débil, grande y pequeño, y estaba lejos, cerca, dentro y fuera: en todos sitios. Y llegó 2001, y unos cohetes que ni eran cohetes ni iban a la Luna, alcanzaron su destino anticipado y vertical. Y aquello sí fue un gran paso para la humanidad; hacia atrás, pero grande sin duda: el poder de unos cientos de fanáticos con veneno en lugar de sangre, cambió el mundo más de lo que la fuerza de millones en aras del progreso lo había hecho 32 años antes.

11 de septiembre de 2009. El mundo sigue siendo lo que ha sido siempre: un tablero de juegos para que los hombres se amen y se maten con ayuda de su inteligencia superior, pero al son de sus instintos inferiores. Nueva York recuerda a sus 2.751 muertos con oficios religiosos, torres de luz, conciertos e incluso una carrera en la que se pueden personalizar los dorsales para que digan en memoria de quién corres. El Presidente hablará y todos los ciudadanos harán suyo el discurso. América nunca olvidará a los que reposan en paz. Dentro de seis meses también celebraremos aquí un aniversario, habrá algún acto de tapadillo en Madrid, al que irán unos y del que renegarán otros, y los cadáveres de los trenes seguirán volando de izquierda a derecha y de derecha a izquierda; vieja y elegante España. Pero tampoco en Nueva York es amor y fraternidad todo lo que reluce, business is business, y si el Empire State se construyó en menos de un año y dos meses (eran otros tiempos), la Zona Cero sigue siendo un solar en el que no hay presupuesto para elevar las nuevas torres previstas, por más que la memoria y el orgullo pidan a gritos que se vuelvan a levantar las Torres Gemelas tal y como eran. Construyan lo que construyan, siempre recordaremos que aunque parecía que todo iba a cambiar en 1969, fue en 2001. Y ya que nunca dejará de haber quienes sueñen con volver a estrellar aviones en el corazón de las ciudades, que sepan, al menos, que serán superados por otros que harán que el hombre cumpla su destino, por aquellos que lograrán que pongamos el pie en Marte, y más allá.





La Voz, Jerez, 8 de septiembre de 2009. Aunque en el culo del mundo, algunos por aquí tampoco olvidamos.





martes, 1 de septiembre de 2009

Otoño nuevo, vida nueva



Llega septiembre, y con él lo mejor del verano: su final. Semimuertos en la hoguera de agosto, alcanzamos milagrosamente el nuevo mes rogando por algunos grados centígrados menos y algunas buenas expectativas más. Hasta hace dos años se las veían negras en las viñas para conseguir jornaleros dispuestos a cortar uva con tijeras de podar, y ahora los jornaleros se las ven y se las desean para disputar a las vendimiadoras mecánicas algún racimo; así (de jodida) es la vida. Un poco menos lo ha sido para los comerciantes de la ciudad, pues ingresar durante las rebajas un 15% más que el año pasado es para darse no con uno, sino con dos o tres cantos en los dientes. Lo mismo tienen que hacer los andaluces que, según un estudio, son los españoles que más tardan en adaptarse al trabajo tras las vacaciones, pues hay por ahí un millón de ellos que no tiene que adaptarse a nada porque está de vacaciones permanentes y forzosas. En Jerez sabemos mucho de eso, más que nadie, y en consecuencia sería de esperar que la cesta de la compra fuese de las baratitas de España; pues nada, nuestra ciudad está entre las 20 más caras. O aquí la gente saca petróleo de debajo de las piedras, o hay más mentirosos que orejas. Por lo menos a pocos de nuestros conciudadanos les tocará la subida de impuestos que se anuncia, ya que aquí la tendencia es a que haya sólo dos “clases” de ciudadanos: los nadaeuristas y los mileuristas, así que eso de la clase media empieza a sonarnos a chino. Hablando del Gobierno, como las cuentas no es que no salgan, sino que salen fatal, no sólo se acercan subidas de impuestos (dicen que sólo a los ricos, ¡pero si de donde más sacan es de los impuestos indirectos que nos meten directamente a todos!), sino que ahora resulta que las autonomías le deben 6.000 millones al Estado; ¿no era el Estado el que le debía chorrocientosmil millones a las autonomías?; ¿es que no somos todos estado y autonomía al mismo tiempo? Yo, particularmente, lo que mi ser español deba a mi ser andaluz, lo compenso con lo que mi ser andaluz deba a mi ser español, y santas pascuas. Si no hay trabajo, al menos parece que en Jerez sí tenemos conciencia ecológica, pues el Ayuntamiento nos pone unos Puntos Limpios Móviles para echar todo tipo de desperdicios, y así aprendemos a reciclar más y mejor. Esperemos que la planta de reciclaje y compostaje Las Calandrias ya esté funcionando como planta de reciclaje y compostaje, porque las últimas noticias que teníamos de ella eran que hay vertederos ilegales en mejores condiciones higiénico-sanitarias que dicha planta. Por cierto, el Guadalete sigue hecho una mierda; cada varios meses Sánchez o Becerra nos venden la moto de las aguas cristalinas (aún nos ruboriza la presentación en la Expo de Zaragoza), y luego a marear la perdiz, como siempre, por eso exigimos ¡YA! un baño de la Alcaldesa y la Delegada a la altura de los Llanos de la Ina, o mejor, una pelea de barro, aunque allí lo que hay es cieno. Y ya que estamos con el cieno, cenagosa es la situación de los que no tienen trabajo, pero también la de los que lo tienen y no cobran, como los trabajadores de Cojetusa, que ya están anunciando medidas de fuerza. ¿De quién es la culpa, de la empresa que no les paga, o del ayuntamiento que no paga lo que debe a la empresa? Menos mal que por lo menos el Xerez C. D. está en primera, y eso es algo que no se paga con dinero… ¿o sí? Y hay por ahí otra cosa que no tiene precio, y es la Alcaldesa anunciando la entrada en vigor de la, agárrense, “Ordenanza Municipal de Medidas de Apoyo a los Jerezanos y Jerezanas en el Mundo”. Señora alcaldesa, de verdad, ¿no sería mejor que se dejara de chorradas y apoyara un poquito a los jerezanos que estamos aquí?


La Voz, Jerez, 1 de septiembre de 2009 (por fin)

martes, 25 de agosto de 2009

Antonio no era de Delphi

Por mucho que algunos traten de hacernos a todos iguales en lo que es imposible que lo seamos (inteligencia, capacidad de esfuerzo…), la vida nos divide en categorías hasta para la miseria. A esta misión de la naturaleza, la Junta de Andalucía contribuye creando desigualdades en lo único en lo que no las debería tolerar: en derechos. Así, buceando en las categorías inferiores, encontramos que se puede ser algo aún más bajo que “miserable parado andaluz”, pues existe la infracategoría “miserable parado andaluz que no trabajaba en Delphi”. Vaya por delante que aquí no se critica a ningún antiguo empleado de Delphi. Antes al contrario, les honra su lucha. Sin embargo, que la Junta les favorezca por una mezcla de motivos propagandísticos y miedo a la guerrilla urbana, mientras miles de ciudadanos con igual o más necesidad son dejados de la mano de Dios, es inadmisible. Todo es tan chapucero, que ni siquiera la injusticia ha sido bien ejecutada: La administración Andaluza empeñó su credibilidad en prometer que antes de agosto recolocaría a casi 1.300 parados de Delphi, y el resultado es que, habiéndose cumplido apenas un tercio de lo anunciado, la credibilidad de la Junta no se resiente, pues era nula y lo sigue siendo. Desgraciadamente también se empeñaron, y sí se resienten, millones de euros de dinero público con inciertos, cuando no cómicos, resultados (aquellos cursos consistentes en ver películas como “full monty” y visitar el Zoo de Jerez, por ejemplo). Mientras tanto, parados anónimos como el Jerezano Antonio, envían con ilusión su currículum a una oferta del Servicio Andaluz de Empleo. Nadie le responde, lo cual le extraña porque encaja con los requisitos del puesto. Aún tiene fuerzas para llamar al SAE y preguntar qué pasa. Y allí, sinceros al menos, le dicen que la empresa ha contratado a 100 parados… ¡y todos eran antiguos empleados de Delphi! Antonio se siente discriminado, despreciado y olvidado. Sin embargo, no se rinde (¿acaso podría?). Así que les dejo con su protesta, que supongo que estará en el montón de papeles de “hacer como que lo leo” del Defensor del Pueblo Andaluz:

“Tengo 39 años y estoy desempleado, y aunque estoy poniendo todo mi esfuerzo en salir de esta situación, por el momento no he podido. Escribo esta carta porque necesito expresar mis sentimientos, ya que aunque uno sea fuerte y desee luchar para salir del boquete, hay momentos de desesperación. Deseo exponer la discriminación que padezco en mi búsqueda de trabajo, y no entiendo como en un estado de derecho como es España existen desempleados de primera y de segunda clase; me refiero a los antiguos empleados de Delphi. Entiendo que tengan acuerdos para recolocarlos, pero creo que en la situación actual esos acuerdos se deberían modificar para que no hubiese agravio comparativo. Estos compañeros tienen preferencia de recolocación sin necesidad de pasar por una preselección que compare su perfil de trabajador con el puesto ofertado, y tienen reconocidos derechos para ser colocados de forma directa en una serie de empresas que desean instalarse en nuestra provincia. Esto vulnera mis derechos y los de todos los desempleados que no tuvimos la suerte de pertenecer a una gran empresa. Suplico a gobernantes y sindicatos que recapaciten, porque esto no se debe permitir en la gravísima situación que padecemos. Es lógico dar a estas personas la oportunidad de optar a la preselección de cualquier plaza de trabajo que deseen, pero debería tenerse en cuenta sólo su perfil laboral, y pasar la selección como uno más. Esto nos pondría en igualdad de condiciones a todos los que nos encontramos en la misma situación. Deseando que mis palabras lleguen a oídos de aquellos que puedan cambiar esta situación, me despido con unos cordiales saludos”.




La Voz, Jerez, martes 25 de agosto del "horribilis" verano de 2009

martes, 18 de agosto de 2009

Prohibido vivir en paz




Al Ayuntamiento de Jerez le encantaría que los vecinos de Guadalcacín dejaran de hacer ruido, para que jóvenes bárbaros de la provincia y alrededores pudieran seguir haciéndolo tranquilamente. Poco importa que el ruido de los vecinos sea una protesta legítima y desesperada, un clamor por el derecho al descanso tras años de miedo y ojeras, y poco importa que el ruido de los mozos esté aderezado con meadas, cagadas, insultos, cristales y vomitonas. Pero… ¿no hay desde 2004 una ley que prohíbe beber en la vía pública? Sí, pero, en lugar de hacerla cumplir, el Gobierno Local se dedica a tachar de “ilegal” la lucha de los ciudadanos desprotegidos. Así pues, parece que el cometido de la delegada de Seguridad es dar a los vándalos borrachos la seguridad de que la gente de bien no va a molestarles. El mundo al revés, vaya, una muestra más de que las cosas funcionan aquí de manera diferente a como lo hacen en el resto del universo conocido, que incluye lugares con gente tan parecida a nosotros como puede ser Sevilla. Un ejemplo: en la capital de Andalucía, que es una ciudad, hay un servicio municipal de bicicletas con más de 50.000 usuarios; en la capital de la campiña jerezana, que es un pueblo, hubo un servicio municipal de bicicletas que no sé si llegó a 50 usuarios, la infraestructura creada está en ruinas, y las bicicletas cogiendo polvo en algún almacén municipal, si es que no se las llevaron despiezadas los quinquis autóctonos. El ejemplo no parece tener mucho que ver con el botellón, pero todo está relacionado: la idiosincrasia, la cultura ciudadana (o su ausencia), el dinamismo o la pasividad de la gente… por eso, cuando a un Consistorio acostumbrado a tratar con borregos se le revelan unos cuantos, le pilla con el paso cambiado y reacciona mal (pasó con el “castastrazo”, y está pasando con lo de Guadalcacín). Tan cierto como que las leyes están para cumplirlas, es que muchas de ellas no se cumplen y se hace la vista gorda, y que no hay medios para obligar a todos a cumplir todas las leyes (se acabaría de un plumazo con los delitos, pero también con la libertad). Sin embargo, cuando una situación es claramente ilegal, perfectamente evitable, ha sido largamente soportada y denunciada, y sin duda puede derivar en consecuencias nefastas, lo más grave no es la propia ilegalidad, sino la dejación de funciones de la autoridad encargada de velar por el bien común. En otras palabras: si el Ayuntamiento de Jerez no hace lo que tiene que hacer, que deje a los vecinos de Guadalcacín defenderse como buenamente puedan, lo cual, por cierto, están haciendo con bastante paciencia, tacto y respeto a la ley.





Cuando hay gente que lleva años sin descansar, con miedo al fin de semana, limpiando inmundicia de su casapuerta cada mañana, no puedes decir que “la Policía local y la Guardia Civil ponen multas”, y que se ha mandado “un grupo de investigación de paisano” (¿qué es lo que hay que investigar?, ¿cuántos hielos les echan a las macetas de calimocho?, ¿cuál es la duración media de una meada en la puerta de una casa?). Lo que hay que hacer es enviar agentes del orden no a multar la ilegalidad, sino a impedirla. Y si no se tiene autoridad, se solicita la intervención del Subdelegado del Gobierno, y si hay que llevarse a veinte tíos al calabozo por resistencia a la autoridad, se les lleva, y si hay que multar con 300 euros en lugar de “reñir”, se hace. Pero como no se hará nada de esto hasta el día que alguien con los nervios destrozados coja la escopeta y se cargue a todo el que se le ponga por delante con un cubata en la mano, sugiero a los vecinos de Guadalcacín que hagan ellos botellón a las puertas de las casas de los concejales. Entonces comprobarán, en carne propia, lo que de verdad se puede llegar a hacer para imponer la ley cuando interesa.
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La Voz, Jerez, martes 18 de enero de 2009

domingo, 9 de agosto de 2009

La ciudad de los sueños perdidos



Durante varios meses he estado desaparecido del mapa por motivos laborales y personales. Ahora se dan las circunstancias para que vuelva a escribir semanalmente en la prensa, y también para que retome esta bitácora a la que tanto cariño tuve en un tiempo. Lento y laborioso es el trabajo de hacerse con un grupo de habituales, rápido y sencillo perderlos por dejadez. Nada prometo y a nada me comprometo, y por tanto nada pido. Tan sólo decir que me alegrará mucho saber de los viejos amigos y conocer a otros nuevos si se animan a entrar.

Saludos, y ahí va la columna de esta semana:



Hay personas que habiéndolo tenido todo para triunfar, acaban fracasando tras haber dilapidado sus dones. Todos conocemos gente así, famosos, millonarios, vecinos o familiares que dejan un poso de tristeza en las buenas personas, y un regusto de triunfo en las malas. Fácilmente sentenciamos que nosotros lo habríamos hecho mejor si hubiéramos tenido las mismas cartas, pero ni las cosas son tan sencillas, ni las cartas son siempre las que parecen ser. De manera similar, existen países que siendo privilegiados en clima, recursos y personas, languidecen en la inoperancia, cuando no se dedican directamente a desangrarse, solos o con ayuda del vecino. No obstante, en estos casos es más sencillo indagar las causas. Y luego está el misterio de las ciudades bendecidas por los dioses, pero arruinadas por motivos que rozan lo paranormal, desbordan la lógica y desafían a los filósofos; ciudades que no están en el tercer mundo, pero funcionan peor que muchas de las de allí; situadas en regímenes democráticos, pero en las que se practican modos dignos de allende el Telón de acero; con acceso a la cultura y la educación, pero en las que parece vivir gente dormida que se conforma con su rancho diario; ciudades, en fin, como la mía, como la nuestra…como Jerez.



Podría asegurarse que si en Jerez se hubiera materializado la décima parte de los proyectos e inversiones prometidos a lo largo de los últimos veinte años, tendríamos, además de pleno empleo, la ciudad más motorizada del mundo, la de más arte, la más deportiva, la más industrializada, la más verde, la más limpia, la mejor comunicada y la de clase política más distinguida. Obviamente, no la tenemos. ¿Por qué? Por una letal combinación de incultura, falta de empuje ciudadano y carencia de honestidad política. Remitiéndome hasta donde me alcanza la memoria, nuestra ciudad padeció largamente un azote bíblico en la persona de quien fue su alcalde y figura más representativa durante décadas. Lo que pudo comenzar con buenas ideas y mejores intenciones fue resbalando, lubricado con la baba de cientos de lameculos, hacia la divinización del amo y, consecuentemente, su infalibilidad, su gracia infinita y su poder absoluto. Desde lejos lo veían como una anécdota simpática, desde cerca se dejaban hipnotizar por su personalidad desbordante en lugar de castigar su peligroso absolutismo, y desde dentro de su partido sólo cabía rendirle vasallaje o ser expulsado, pues en el principio el partido era él, luego también, y al final, lo mismo.



Para cuando la gente se hartó, la metástasis ya lo había invadido todo: la propia ciudad y el sistema impuesto por el mini dios ya eran una “santísima dualidad” virtualmente inseparable. La agonía fue larga, muchos cayeron por el camino, pero al final, Él se fue. Y como en todos los imperios que caen, había restos jugosos y eran muchos los que luchaban por ellos, y fue ella…Ella, quien salió victoriosa. Y supo que había llegado a un sitio en el que podía mentir sin miedo porque no habría consecuencias, en el que podía estar por encima de la ley mientras pisoteaba al ciudadano con la ley; un lugar con miles de siervos prestos a obedecer por la promesa de un plato de garbanzos… Pero Ella no era Él. Se creó enemigos a mayor velocidad, tanto fuera como dentro, y aunque creía ser la reina del papel cuché, no disimulaba ni mentía tan convincentemente como su antecesor. Tenía a su favor un aparato potentísimo (mezcla del heredado y del que trajo consigo), un pueblo que tragaba con casi todo, y una oposición inoperante hasta la indecencia. En contra una sola cosa: la realidad. Prometía parques, y se obtenían eriales; anunciaba los empleos de 3.000 en 3.000, mientras los nuevos parados del año doblaban esa cifra; garantizaba la implantación de montones de empresas imposibles, y la mayoría se perdía por un camino que nunca se llegaba a iniciar; alardeaba de buscar el consenso, aunque lo suyo era el ordeno y mando; todo igual que antes, pero con modelitos del Vogue y la mitad de los compañeros poniendo zancadillas.



Hasta aquí el pasado y el presente. Mas puede que un día este pueblo decida que no le gusta que sus dirigentes se rían de él; que no está dispuesto a aceptar que su clase política se obsequie a sí misma con champán en el ático, mientras vierte sus orines sobre la chusma que mora en el subterráneo, en la cueva. Puede que un día los jerezanos decidan que no son monos, que no son chusma, que no son ciegos, ni sordos, ni mudos. Y que comprendan que aunque esta ciudad esté hundida en la miseria, otro Jerez es posible.






La Voz, Jerez, 9 de agosto de 2009


domingo, 25 de enero de 2009

11408

Jerez de la Frontera no es (sólo) esto, pero esto ES Jerez de la Frontera.
Disfrutad, porque el vídeo es bueno, y para mí, además, entrañable. ¡Me encanta Jeré!

http://es.youtube.com/watch?v=zftn-2W8HbI

sábado, 17 de enero de 2009

Vacaciones bitacoreras

Queridos amigos:
Razones laborales (positivas, para variar) me van a obligar a partir de ahora y durante unos meses a centrar mi atención y mis esfuerzos en la consecución de un objetivo soñado, de manera que con toda probabilidad voy a dejar algo de lado la bitácora por un tiempo. No es que la abandone, pero no habrá columnas semanales, aunque siempre puede haber tiempo para comentar la actualidad, y desde luego que lo habrá para responder a lo que quiera que aquí escribais, como sabéis que hago siempre.
Un abrazo para todos,
Nadie

viernes, 9 de enero de 2009

Copy-paste: Israel

Quiero empezar pidiendo disculpas por lo desatendida que está esta bitácora en los últimos tiempos. El problema es que no han sido publicadas en tiempo y forma cuatro de las últimas columnas enviadas al periódico, y gran parte de ellas han aparecido con una semana de retraso, con lo cual tan sólo han aparecido cuatro columnas en ocho semanas.
Se me ha asegurado que el problema se va a resolver definitivamente. Confiemos en que así sea.
Por otra parte, y aunque no soy nada partidario del copiar y pegar, acabo de leer una columna de Florentino Portero de la que quisiera dejar aquí constancia por lo claramente que expone lo que todos nos jugamos en la guerra actual entre Israel y algunos de sus enemigos. Aunque se me parte el corazón cuando veo cadáveres de niños palestinos (y os puedo asegurar que se me parte de verdad, tanto como al que más), suscribo lo que Florentino escribe (él expresa mucho mejor que yo lo que ya habíais podido leer en mi última columna)
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Lecciones a Israel (por Florentino Portero)
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Las declaraciones y artículos sobre la crisis de Gaza se suceden al tiempo que las hostilidades continúan y las bajas aumentan. Dos ideas se repiten con asiduidad. Casi todo el mundo acusa a Hamás de estar en el origen de la situación al no reconocer la legitimidad del estado de Israel, boicotear el proceso de paz, romper el alto el fuego y lanzar ya más de 10.000 cohetes de muy distinto tamaño sobre territorio israelí. Pero, a continuación, se carga contra el gobierno de Jerusalén por responder de forma "desproporcionada" al comportamiento de Hamás.
No voy a analizar en esta ocasión si la acción militar es o no proporcionada, sino lo que este argumento oculta. Si casi todos estamos de acuerdo en que Hamás es el agresor; si reconocemos que el desarrollo de un programa de cohetes, con apoyo iraní y de las milicias chiíes de Hizbolah, que en la actualidad alcanzan un radio de hasta 60 km., supone una grave amenaza para Israel; si asumimos que el alcance de los cohetes va a seguir aumentando hasta poder golpear grandes centros urbanos... entonces deberíamos concluir que Israel no puede quedarse de brazos cruzados.
El gobierno de Israel tiene la obligación de actuar para impedir la amenaza de una milicia privada, terrorista e islamista que se cierne sobre su población, infraestructuras, centros industriales y de negocios, acuartelamientos y polvorines. La forma en que lo haga será objeto de debate en Israel y fuera de Israel ¡faltaría más!, pero hasta para opinar no hay que olvidar en el armario el sentido de la responsabilidad. Si se acusa a Israel de excesos, de estrategia equivocada, de falta de sentido de la medida, lo que no se puede hacer es obviar que el problema es Hamás, que ese problema hay que afrontarlo y que si se critica una política hay que proponer una alternativa. Si Israel no siguiera el plan elaborado por los generales Barak y Ashkenazy ¿qué debería haber hecho? Dar consejos morales es tan fácil como estúpido. De lo que se trata es de eliminar una amenaza, de ahí que Estados Unidos esté tan callada, como también los están muchos gobiernos árabes "moderados" conscientes del peligro que para todos ellos supone el crecimiento de la influencia de los Hermanos Musulmanes. Al-Fatah, cuya colaboración en el terreno de la inteligencia militar con las fuerzas israelíes es obvia, espera que el resultado le permita retomar el terreno que perdió a tiros en la franja.
No estamos ante un conflicto entre árabes y judíos, sino entre una democracia y un grupo extremista animado y preparado por Irán. Declaraciones "buenistas" sólo animarán a los radicales a seguir adelante, en Oriente Medio y en Europa. Detener la ofensiva israelí sólo beneficiaría a Hamás. Si no nos gusta cómo está actuando Israel ofrezcamos un plan alternativo que ataje el problema, no que lo posponga. Mientras confundamos la acción con la reacción, la amenaza con la respuesta sólo estaremos alimentando a un Leviatán que apunta también contra nosotros. Mientras equiparemos un grupo terrorista con un Estado continuaremos desarmándonos moral y políticamente. Dejar inerme a Israel es debilitar a Europa. Al islamismo no se le satisface entregándole el estado judío, como tampoco los Sudetes colmaron las ansias del III Reich. Tanto el Mundo Árabe como Europa necesitan una clara derrota de Hamás y ésa debería ser nuestra principal preocupación.

sábado, 3 de enero de 2009

Año nuevo, guerras viejas

Comenzó el año nuevo y el mundo sigue girando de la misma manera, los políticos nos engañan igual que siempre, y la crisis no es más grande ni más pequeña que antes de las uvas, aunque se puede decir sin temor a equivocarse que cada día falta un día menos para que acabe. No haré un balance del año 2008, pues ya hay montones de analistas que cobran montones de billetes por decirles a ustedes lo que, salvo casos de amnesia, ya saben. Además, el balance que vale es el que haga cada uno. En todo caso, hemos venido aquí a hablar del año nuevo, no del viejo.

Nuevas guerras nos esperan, y la primera acaba de estallar en Israel. Es horrible lo que está haciendo el Estado judío, pero no es más de lo que haría cualquier otro estado si su integridad y su seguridad se vieran atacadas día tras día por asesinos fanáticos y mentirosos; quizá lo que no tenía que haber hecho es abandonar la Franja de Gaza hace tres años: total, para lo que ha servido. No me gusta nada lo que están haciendo los de la Estrella de David, no me gusta ver niños heridos o muertos; a los israelíes, seguramente, tampoco les gusta. Quizá haya otra manera de hacer las cosas, Quizá sea imperativo hacer las cosas de otra manera, pero cuando un bando no acepta el diálogo sino tan sólo la aniquilación, cuando no respeta sus compromisos ni se atiene a regla ni mandamiento alguno, ¿qué opciones quedan? No sé la respuesta, pero sí sé que el odio se aviva hasta lo indecible. Por otra parte, ¿acaso no llevamos ya más de medio siglo con ese odio indecible? Pase lo que pase, en una década o un milenio, los musulmanes tendrán que aceptar la existencia de Israel o procurar su destrucción total; las personas de buena voluntad desean sin duda lo primero. Europa, como siempre, está dividida; España, como siempre, hace el ridículo por boca de Moratinos; Y Obama, demostrando inteligencia, calla: aún no es Presidente, y no debe hablar hasta que lo sea.

La miseria no sale de África, y el continente se sigue desangrando empezando por el Congo. América del Sur sigue su viaje a ninguna parte, su rancio camino hacia la nada, con pocas excepciones como Colombia. Ninguna alegría más grande que la liberación de Ingrid Betancourt, ninguna pena mayor que su abrazo y comprensión con Hugo Chávez: hay misterios dentro de un cerebro humano mayores que el misterio del origen del Universo. China seguirá imparable, hasta que domine el mundo o reviente, que también es posible. Y mientras pasa todo esto, a los españoles nos dicen que seamos optimistas. ¿Cómo puede ser optimista quien no tiene trabajo ni pan para sus hijos? Habrá que preguntárselo a Rodríguez la próxima vez que vaya a la televisión: sin duda es una cuestión más interesante que el precio de un café.


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La Voz, Jerez, 4 de enero de 2009. Feliz año nuevo, y a ver cuántos llegamos a ver 2010