domingo, 27 de mayo de 2007

La suerte está echada

LA SUERTE ESTÁ ECHADA
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¿Recuerdan cuando ir a votar era una “fiesta de la democracia” y una “celebración de la libertad”? ¡Qué tiempos aquellos!, fueron ayer mismo (hasta yo me acuerdo) y diríase que hace siglos. Pues bien, hoy volvemos a votar, qué alegría, a echar en la caja de plexiglás la papeleta con la suerte de nuestro porvenir. Las elecciones son autonómicas y municipales, pero en ciertos sitios de la nación, como la parte subdespeñaperros, también llamada africana, no habrá ocasión de cambiar el gobierno regional. De todos modos, en nuestro caso concreto eso da prácticamente igual: hemos tenido un montón de oportunidades de hacerlo, y las hemos desperdiciado todas.
De momento, en algunos sitios los ganadores parecen estar claros, y en otros no tanto, pero los que indudablemente han vencido ya son los de la ETA, que gracias al incondicional apoyo de Zp, Pumpido y Bermejo, volverán a tener representación en las instituciones democráticas (para destruirlas), y dispondrán de dinero público (para atentar contra el público). La buena noticia es que por fin algunos socialistas han decidido dejar de sufrir las almorranas zapateriles en silencio, y van a hacer lo que sus conciencias les pedían desde hace tiempo: crear una nueva formación de izquierdas que esté limpia de la sangre y el tufo de traición que impregna al PSOE de Zp. Llevábamos años buscando decencia en algún socialista y por fin la hemos encontrado.
En cuanto a la batalla por Jerez, se presenta fascinante entre los tres ejércitos que la mantienen sitiada: el de los que pegan carteles de Sánchez sobre los de Pacheco, el de los que pintan bigotes y otras cosas sobre los carteles de Sánchez, y el de la durmiente Pelayo que al final ha despertado. En cualquier caso, esta noche Jerez habrá dado un paso más en su viaje. Esperemos que no sea, como durante las últimas décadas, el viaje a ninguna parte.
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La Voz, Jerez, 27 de mayo de 2007, un día importante para ciudades y autonomías y en el que, curiosamente, quien más se juega es España.

lunes, 21 de mayo de 2007

El País, ese instrumento de ETA y Zapatero

A continuación reproduzco el artículo de Fernando Savater censurado por El País. No es Savater santo de mi devoción, pero la lectura de este escrito cala hasta los huesos, además de dejar una sensación de infinita tristeza y derrota. Derrota de los buenos a manos de los malos. A manos de los hijos de puta que matan mientras que otros hijos de puta les defienden desde las instituciones, desde los partidos, desde los medios...No sé si aún hay esperanza. Sólo sé que no podemos rendirnos.
Gracias, Savater:

CASA TOMADA

Como no soy jurista -y cada vez entiendo menos el guirigay de quienes lo son-, no puedo decir nada relevante sobre la sentencia del Tribunal Supremo que parte salomónicamente por la mitad a ANV, éstos sí, aquéllos no, pasemisí, pasemisá.
Lo único claro es que el brazo político de ETA (que adopta nombres distintos pero practica siempre la misma obediencia) va a estar ampliamente presente en las elecciones y luego en las instituciones vascas, salvo una poco probable ilegalización penal en el último momento.
Y también resulta indudable que la Ley de Partidos habría autorizado otras salidas legales para impedir real y totalmente esa presencia. ¿Que no había plazo para una impugnación de ANV? Si usted lo dice, le creeré, pero resulta raro que se nos haya echado el tiempo encima cuando la estrategia de ETA se conoce desde hace meses: primero un partido en clara continuidad con Batasuna como señuelo, luego reactivar la cáscara vacía de otro partido 'dormido' en la legalidad y dotarlo milagrosamente de militantes, medios, etcétera, de modo que permita el avance travestido de los de siempre. 'Larvatus prodeo', que diría Descartes.
¿Que ANV rechaza desde 1930 el recurso a la violencia? Parece que a estas alturas y mediando un reciente atentado con víctimas habría que exigir un deslinde del terrorismo etarra más explícito a quienes tan a las claras provienen de él: si no le entendí mal, se lo oí decir al propio Fernández Bermejo en una entrevista con Iñaki Gabilondo en 'Cuatro'.
¿Ah, pero es que lo realmente infumable es la Ley de Partidos! Ahora se oye por todas partes: en el País Vasco lo dicen desde el consejero Azkarraga, ese espejo de juristas, hasta el rejuvenecido Alfonso Sastre, cuyas ideas políticas siempre han sido un poco peores que sus obras de teatro, háganse una idea.
Pongo la radio y en la tertulia escucho a un mequetrefe que compara esa ley aprobada por amplia mayoría parlamentaria con las dictadas por Franco: es que prohíbe cosas y nuestro héroe es partidario caiga quien caiga (él no caerá, descuiden) del prohibido prohibir. Supongo que de genialidades como ésta le viene el descrédito a Mayo del 68.
Acudiendo a fuentes más serias, me deja perplejo leer en un editorial de 'El País' (7-5-07) que «es una ley excepcional y de muy problemática aplicación, en la medida en que es limitativa de derechos». Hombre, muchas leyes limitan derechos pero siempre los de quienes los utilizan para lesionar o impedir el ejercicio de los de otros.
Como explica a continuación el propio editorial, es el caso de quienes impiden la libre competencia democrática apoyando la eliminación física o la intimidación permanente de sus adversarios políticos. La Ley de Partidos defiende el ejercicio de los derechos políticos de todos, menos de los que quieren simultanear política y crimen para ganar a dos bandas. ¿Y «excepcional»?
¿Por qué es excepcional, si no fue dictada por decreto del Ejecutivo sino aprobada en la sede legislativa adecuada? Claro que siempre contó con la oposición de los nacionalistas de toda laya y desde luego hoy mantener una ley que contraríe a los nacionalistas es algo realmente excepcional.
¿Ha sido recurrida en el Tribunal de Estrasburgo! Bueno, no sabemos si prosperará el recurso, pero existe algún precedente orientativo. Por ejemplo, cuando se ilegalizó el Partido de la Prosperidad turco -al que pertenecía entonces el islamista Gül y que contaba con seis millones de votos- por apoyar la violencia separatista y atentar contra la laicidad de Estado, el Tribunal de Estrasburgo ratificó tal medida dictaminando que «la democracia representa un valor fundamental en el orden público europeo pero si se demuestra que los responsables de un partido político incitan a la violencia o mediante mecanismos ilegítimos buscan la destrucción de la propia democracia su disolución puede considerarse justificada» (citado por R. Navarro Valls, 'Las dos almas de Turquía', 'El Mundo', 3-5-07).
Puede ser que la culpa de todo la tenga, en última instancia, el obstruccionismo del PP a la buena voluntad pacificadora gubernamental. Es lo que parece dar a entender, entre otros miles, John Carlin en su artículo 'Es la hora de gobernar juntos' (El País, 6-5-07).
Compara la oposición inicial de Ian Paisley a sentarse junto a Sinn Feinn, sus actuales socios de gobierno, con declaraciones semejantes de Mariano Rajoy o María San Gil respecto al reconocimiento de Batasuna. Entre otras diferencias que sería obvio señalar (los dos extremos irlandeses en colisión tenían mutuos lazos con grupos violentos, mientras que en España el brote de terrorismo antiterrorista no vino precisamente de los populares), omite Carlin que la intransigencia de Paisley no ha cesado porque sí, sino porque IRA ha entregado las armas y Sinn Feinn ha reconocido finalmente la policía y la magistratura norirlandesas.
Puede que el feroz clérigo haya cambiado, pero sólo cuando también han cambiado las circunstancias, tras una suspensión del Parlamento autonómico y una renovada actitud de firmeza del siempre oportunista Blair. Muchas cosas pueden objetarse a la política del PP, sin duda, pero ahora que la valiosa y valerosa María San Gil se ha visto apartada momentáneamente de la política por enfermedad, conviene recordar en su honor y en el de su partido que cualquier concejal del PP en el País Vasco ha hecho más por la defensa de las libertades constitucionales de ustedes y mías que todos los intelectuales abajofirmantes que luchan contra la derechización del mundo desde sus cómodos negocios artísticos o académicos.
Aunque duela decirlo y dejando a un lado la pureza de las intenciones iniciales, ejem, lo indudable ya es que el Gobierno de Zapatero ha fracasado en toda regla en el supuesto 'proceso de paz'. Una ETA acorralada, políticamente cortocircuitada y que podía haber sido eliminada en año y medio de haber seguido la política conjunta PP-PSOE de finales del Ejecutivo anterior (según afirma la Policía francesa) se encuentra hoy revitalizada, rearmada y dispuesta a actuar en cualquier momento.
Batasuna no ha cambiado ni un ápice sus planteamientos políticos, ha pasado de fuerza marginal y casi mendicante a interlocutor político privilegiado, además de volver como fuerza electoral y recuperar probablemente sus posiciones perdidas en muchos municipios claves para su financiación y reafirmación estratégica.
Ha aumentado la presencia radical en los medios de comunicación vascos, sigue la coacción sobre los ciudadanos disidentes y desde luego la extorsión a empresarios y profesionales, contra la que por lo visto nada puede hacerse (¿se imaginan lo que sería saber que cientos de empresas, comercios, restaurantes, profesionales están pagando mensualmente cantidades importantes a Al-Qaida pero que nada puede intentarse penalmente contra ellos porque bastante sufren ya los pobrecillos?). De Juana Chaos se pasea tranquilo por el mundo y dentro de poco tendrá problemas de sobrepeso, por lo que habrá que mandarle a su domicilio para que haga régimen.
Y para colmo todo el mundo asume como inevitable que ETA volverá matar. Digo yo que en cuanto acabemos de desvelar las patrañas y mentiras de la supuesta 'conspiración' del 11-M, habrá que empezar con las del 'proceso de paz'. Denunciar a quienes dijeron que no había negociaciones políticas (lean, lean los documentos incautados al 'comando Donosti'), a los que aseguraban sin enrojecer que Aznar hizo lo mismo, a los que sacaban la foto de las Azores cada vez que se les señalaba la de Patxi López con Otegi, a los que nos contaron las virtudes humanitarias y los efectos salvadores del tratamiento penal a De Juana, por no mencionar a quienes aseguraban que había 'indicios borrosos' de la voluntad de ETA de dejar próximamente las armas 'Cuatro' podría hacer otro buen reportaje, muy objetivo, sobre este tema y hasta le sugiero un título, más triste pero no menos verdadero que el del anterior: 'La victoria de los embusteros'.
Uno de los mejores cuentos de fantasmas que conozco es 'Casa tomada', de Julio Cortázar. En él, una pareja de hermanos mayores y solteros vive en la casa de sus antepasados. Poco a poco, deben ir cerrando habitaciones y bloqueando puertas de las estancias 'tomadas' por entidades que no se precisan pero se presienten hasta que finalmente tienen que abandonar su hogar invadido por el Mal. En el País Vasco, muchos de quienes hemos luchado contra el expansionismo del nacionalismo obligatorio estamos en la misma tesitura.
ETA y adláteres ocupan las localidades pequeñas, luego las medianas, luego barrios de las grandes y espacios públicos comunes: nosotros vamos cerrando puertas y retrocediendo. Cada vez con menos apoyos y más críticas de quienes se impacientan por nuestras quejas. Los socialistas vascos por ejemplo nos tienen por 'miserables', cuando no por extremistas de derechas (con el PSE pasa lo que con la Ertzaintza, aunque peor: en sus filas hay gente decente y combativa, pero con los mandos actuales no hay manera).
Y aún eso es preferible a los que nos muestran su 'solidaridad humana' por las amenazas que sufrimos, para acto seguido criticar la Ley de Partidos o recomendar el diálogo como solución de nuestros males. No, que quede claro: no queremos solidaridad 'humana' sino política. La 'humana' que se la guarden los simpáticos donde mejor les encaje
Y habrá que irse, claro. Ya no podemos hacer más. Ustedes, nuestros conciudadanos, tienen la palabra. Si refrendan electoralmente lo que hasta ahora se viene haciendo, sólo nos queda salir a la intemperie y buscar refugio donde sea. «Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada».
Podemos entender y entendemos que un medio como El País censure un artículo como este. Lo que no podemos entender y no entendemos es que gente que se dice decente siga haciendo que sea "la principal" referencia de la prensa española. Será referencia en cuanto a la mentira, la manipulación y el apuntalamiento del proceso dictatorial en curso.
Hoy es uno de esos días en los que pienso que el país, este país, nuestro país, España, no tiene remedio.

domingo, 20 de mayo de 2007

Dignos de lástima

DIGNOS DE LÁSTIMA
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Este domingo tocaba hablar sobre las elecciones municipales, incluso les iba a desvelar, como colofón, mi voto, pero, ¿saben qué?, se me han quitado las ganas. Me he cansado de risas de cartón piedra y mentiras de altos vuelos rebozadas en basura, y de tanto pensar en los políticos he llegado a la conclusión de que, si no fuera porque nos pueden joder la vida (de hecho, muchos lo hacen), deberían dar más pena que otra cosa:
Por cuatro votos hacen el ridículo, y algunos hasta venden a su madre; se pasan los ratos libres ensayando sonrisas ante el espejo, pero pocos consiguen superar la mueca patética; unos días tragan sapos, y otros, ruedas de molino; practican el deporte de la mentira, y con el tiempo confunden sus falacias con la realidad; llegan tarde a casa y se pierden el crecer de sus hijos, porque tienen que reunirse con gente que no soportan, o presidir actos intrascendentes que han de parecer importantes; les llueven falsos amigos mientras los verdaderos se pierden por el desagüe; no son libres de decir lo que piensan, so pena de ser defenestrados; se rodean de aduladores que les aíslan del mundo real y, a veces, devorados finalmente por su personaje, acaban haciendo el grito de Tarzán como Johnny Weismuller en los estertores de su demencia senil…No, no les envidio, sino que les compadezco. Puede que algunos sean poderosos, pero su poder no es nada comparado con la gracia de ser libre y anónimo, con la infinita riqueza de disponer de tu vida, tus palabras y tu tiempo.
Únicamente los políticos para los que nadar en el cenagal es un sacrificio por los demás (y no un premio a costa de los demás), aquellos que con valores morales trabajan por el bien común, deberían ser admirados por todos. No digo que en Jerez no haya ninguno de esos, pero da la impresión de que, si existe, se camufla a la perfección.
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La Voz, Jerez, 20 de mayo de 2007. Falta una semana para las municipales menos municipales de nuestra breve historia democrática.

sábado, 12 de mayo de 2007

Jerez, ejemplo para España (II)

JEREZ, EJEMPLO PARA ESPAÑA (II)
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Explicábamos la semana pasada por qué son doblemente antinaturales los pactos que han arruinado Jerez durante la presente legislatura: los que selló la izquierda mafio-caudillista con la derecha ñoña centro-pitiminí, y luego con la izquierda del consenso consigo misma y el pisar el cuello a los demás. Posteriormente sugeríamos a las dos candidatas que prescindieran del pivote y pactaran entre ellas. Objetaran algunos, con razón, que ese pacto también sería antinatural, pero si la política es realmente un sacrificio por los ciudadanos, ¿no es hora de que estas dos mujeres renuncien a los corsés ideológicos (ya lo han hecho anteriormente con notable habilidad), y nos obsequien con algo de fraternidad femenina en esta España del odio y la ruptura que parece caminar hacia la Segunda Guerra Civil?
Además de una grata sorpresa para muchos, nuestras chicas serían un maravilloso ejemplo para “sus mayores”; para los gobiernos de España que hacen el vacío a media España; para los partidos vascos que riegan sus intereses con sangre humana, y hacen el vacío a cientos de miles de vascos; para los partidos catalanes que juegan a comités olímpicos de chichimona, y hacen el vacío a millones de catalanes…Sí, Pelayo y Sánchez podrían ser el germen del cambio más necesario: la vuelta al sentido común y la concordia entre los españoles.
Es probable que si las chicas pactaran, las peleas en el barro fueran antológicas, los pellizcos, los zarpazos, los chillidos histéricos, pero… ¿no sería eso mucho mejor que las humillaciones, la chulería y el desprecio del macho-man? Hasta es posible que cuando se conocieran intimamente, la una descubriera en la otra esa amiga que nunca tuvo. En fin, ya se sabe que en política nunca se sabe, pero lo que yo sí sé es que el rollito “mujer contra mujer” mola más que el de la violencia de género.
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La Voz, Jerez, 13 de mayo de 2007, último día de feria.

lunes, 7 de mayo de 2007

Una entrevista interesante

Por sugerencia de Crazyhorse, cuelgo aquí esta entrevista realizada a Hermann Tertsch. Es jugosa y altamente propicia para establecer un debate al respecto de lo que en ella se dice. Si alguno se anima, que tire la primera... frase




Entrevista a Hermann Tertsch

DANIEL MUÑAGORRI

Hermann Tertsch del Valle-Lersundi (Madrid, 1958) ha dejado de trabajar para El País después de 22 años en ese periódico. Su palabra discordante con la línea editorial del rotativo en temas de política nacional le ha llevado a la dirección de El País a prescindir de sus servicios, en lo que muchos han entendido como una purga dentro de la redacción del primer periódico en ventas de España.

Tertsch entró a trabajar con El PAIS en 1985 procedente de la agencia EFE. Fue corresponsal de El País en Bonn y Varsovia y, posteriormente, para Europa Oriental y cubrió el estallido de la guerra de los Balcanes. De 1993 hasta 1996 fue subdirector de El País y jefe de la sección de Opinión. Desde entonces ha trabajado en el mismo como enviado especial y entrevistador, editorialista y columnista. Ha sido y es colaborador de numerosos medios de comunicación españoles y extranjeros. Es una de las voces más críticas del periodismo español con la actual política del Gobierno del PSOE y con la figura de su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.



¿Cuál es su situación profesional tras la salida de El País?

Mi situación es, ni más ni menos, la de un profesional que busca trabajo después de haber abandonado una casa en la que estuvo 22 años, en la que hizo prácticamente todo lo que pudo ambicionar, con magníficos amigos, jefes y colaboradores. Sin olvidar por supuesto el recuerdo de mi paso por la agencia EFE. Pero es evidente que han sido Juan Luis Cebrián y Jesús Polanco, también Jesús Ceberio y antes Joaquín Estefanía, los que me prestaron confianza para hacer lo que he hecho. Por ello les estoy profundamente agradecido.


¿Que hayan prescindido de su trabajo en El País es un ejemplo de una prensa, y de unos medios de comunicación en general, que en España cada vez más son voces de partido?

No sólo. Siempre hubo tendencias, líneas editoriales y posiciones empresariales y siempre han sido muy legítimas. Las barricadas actuales son otra cosa. Y el emponzoñamiento surge en la política y desde allí se transmite hasta instalarse, en los medios. Ha llegado al poder y a la influencia no ya una generación, sino una especie de grupo afín -llamarlo escuela de pensamiento sería realmente un abuso-, cuyos miembros se mueven, actúan y coordinan de forma similar a la secta, en el sentido de que temen y combaten todo lo que no consideren cubierto por el paraguas de su organización de protección mutua. José María Aznar tendría sin duda muchos defectos y cometió graves errores. Su capacidad de generar no ya antipatía sino odio debería ser materia de estudio en el futuro. Pero era un político homologable a los líderes de la Europa democrática del último medio siglo. No así su sucesor en Moncloa. Creo que la nueva generación que llegó al poder bajo Rodríguez Zapatero y sólo gracias a toda una concatenación increíble de accidentes insólitos es la peor cosecha de los fracasos de la sociedad española tras el franquismo. Los denominadores comunes de la misma son la mediocridad y un relativismo tan profundo que hace que sus miembros sean perfectamente inmunes a cualquier discurso que no sea su propia letanía sectaria. Miedosos e insensatos a un tiempo, sectarios, incultos y por ello perfectamente inmunes a la autocrítica, son gente por talante mucho más cercana a los aparatchiks de los regímenes autoritarios o totalitarios que al político humanista de una sociedad abierta democrática.

Gente poco preparada en general, ve enemigos en todo lo que está fuera de sus pequeños mundos. A esa gente –y no hablo de mi ex periódico, hablo de eso que llaman genéricamente progresismo, tan bien representado por esa tropa de miles de intelectuales que heroicamente defienden al poder contra toda crítica y quieren imponer silencio a la oposición, con esa actitud que nunca se llamó intelectual sino servil, lacayuna, interesada o sencillamente indigna-, le es fundamental un enemigo máximo. Aquí está la clave de esa cohesión forzada bajo mediocres que lleva a una selección en la que los peores siempre tienen las mejores oportunidades de medrar. ¿Quién se podía imaginar al secretario de un partido socialdemócrata europeo centenario como el PSOE en la figura de un personaje como José Blanco?


¿Cómo ha ocurrido?

Todo tiene explicación y antecedentes. Cuando el sectarismo ideológico, como embozo de la incapacidad intelectual, acaba primando de forma total sobre la profesionalidad, la autoestima, sobre la percepción de la dignidad personal o sobre la más evidente realidad, se impone de forma terrible lo que en el siglo XX se dio en llamar la “selección negativa”. Un elemento clave de la formación, definición y catadura de los partidos esclavos de sus estructuras y, especialmente, de los fascistas y comunistas. Hoy vemos esa selección negativa de forma abrumadora y sólo hay que pensar en el propio presidente del Gobierno o su entorno, su secretario de organización o, si se quiere cavar aun más, en el presidente del Senado, don Javier Rojo. Todos ellos parecen llegados al partido no bajo el lema de “la libertad, la dignidad, el servicio al Estado” sino bajo el de “juro por Dios que jamás volveré a pasar hambre”, como un grotesco grito desde el “Tara” de las gentes que nunca ha hecho nada en su vida sino medrar en agrupaciones y escalar en el aparato del partido a codazos o puñetazos. Insidias y ajustes de cuentas con tal de no caer en su nivel de ingresos al que demandarían sus méritos inexistentes.

Se han escrito muchos volúmenes respecto al ascenso de los peores como imposición de la ideología o la obediencia lacaya. Sebastián Haffner, Hugo Trevor Roper, Thomas Mann, Arthur Koestler, Miklos Haraszti y mil otros en entreguerrra y posguerra han intentado explicar por qué se generaron y generan dinámicas políticas en las que los peores en catadura y formación son los que medran y escalan y por supuesto sabotean por interés propio todo mecanismo de meritocracia. Los mediocres se rodean de otros a los que desprecian para no sentirse cuestionados y éstos a su vez hacen otro tanto. Hasta llegarse a la situación en la que todos saben que deben el cargo a favoritismos y no a méritos propios y son por tanto dependientes y obedientes. Mientras, otros que no cabrían en la definición de aquellos, se acobardan, calculan sus riesgos, piensan en las consecuencias negativas de la insumisión o no consideran que el resto de la humanidad merezca que ellos arriesguen algo para avisar sobre los peligros que se ciernen sobre la sociedad.


El tema de moda es la crispación, pero ¿hablar tanto de crispación no es una pantalla para que los políticos evadan la responsabilidad de sus actos?

¿Qué es la crispación? ¿Que parte de la sociedad reaccione indignada por la pasividad e indiferencia ante el crimen y el abuso? Crispa ante todo esa actitud de indolencia ante los dolores y el miedo ajenos, si todos los días vemos que nuestros poderes gobernantes están mucho más de acuerdo en herir a gran parte de la sociedad que en hacer frente a los asesinos. Y crispa ver que hay grupos privilegiados por este poder que parecen haber formado un pacto con el poder para vivir subvencionados de la ofensa regular a otras partes de la sociedad. ¿Y no es crispación el miedo? Está repleta esta sociedad de listos incapaces de asumir riesgos que dicen tener miedo a quienes no les amenazan jamás. Está llena de quienes desde el insulto quieren dar consejos a los cristianos. Quienes desde el desprecio recomiendan discreción a las víctimas del terrorismo. Los que han acabado creyéndose que hubo víctimas mortales –humanas, no moluscos- en el Prestige y no se acuerdan de los muertos en el incendio de Guadalajara. Existe esa repugnante superioridad moral de quienes coquetean con fusilar al amanecer y jalean a Carrillo no ya por su labor tan meritoria en la transición que todos aplaudimos en su día sino por sus actitudes antifascistas en la Guerra Civil entre las que destaca la liquidación de siete mil inocentes en Paracuellos. El anciano Carrillo, otra vez en su salsa, presume muy significativamente ya mucho más de la guerra que de la transición.


¿Existe también crispación en los medios de comunicación?

Por supuesto y muy fundamentalmente. Pero aquí también se ha extendido ya en gran medida lo que antes he querido describir con la selección negativa. En el aparato del Estado suben espectacularmente gracias a ese poder de succión –existente en el PP, omnipresente en el PSOE y total en los partidos nacionalistas- que lleva al poder e influencia a gente con menos preparación, menos escrúpulos y sobre todo menos posibilidades de tener una vida medianamente decente y próspera fuera del fango político en el que han crecido y se han aupado. Este sistema de selección negativa lleva implícito un inmenso poder de intimidación. En esta sociedad mediática es imprescindible para ello la colaboración de los medios o su utilización. Es evidente que la para nada justificada hegemonía moral de la izquierda en España –ya rota en países como Francia, Reino Unido o Alemania- tiene el efecto de mantener como rehenes no ya a los autodenominados intelectuales sino en general al discurso periodístico. Hasta niveles grotescos. Y esto no cambió en absoluto en ocho años de Gobierno de la derecha en España. Llegados al punto de deterioro actual de la convivencia, uno de los resultados más concretos de la legislatura socialista, está claro que el rufianismo político de Pepinho Blanco –al que en absoluto son ajenos el presidente, su vicepresidenta etc- ha movilizado a mucha gente de similar catadura para su campaña de destrucción de una alternancia y por tanto una alternativa democrática al régimen frentepopulista que promueve la secta intelectual en torno a Zapatero. Cuando se tiene voluntad de gobernar contra la mitad de la población sin recurrir a los medios represivos más clásicos hay que fomentar la criminalización de esa mitad y sus representantes. En eso están el Gobierno y sus medios.


¿Los consumidores de información se olvidan de que la mayoría de los medios son empresas con ánimo de lucro?

No se olvidan. Pero también aquí juega un gran papel la intimidación, el miedo y las ganas de curarse de éste leyendo lo deseado e ignorando lo no apetecido. Las empresas saben que tienen mucho que perder si se oponen a unas fuerzas que promueven la idea de la imposibilidad de una alternancia política. Unas participan por convicción o interés, pero otras lo hacen por miedo. Una de las peores taras de la sociedad española es la falta de coraje cívico del mundo empresarial y económico. Y en los medios se refleja drásticamente.


¿Se puede ganar electoralmente la presidencia del Gobierno sin tener una mayoría de medios de comunicación favorables o, al menos, no contrarios?

No lo sé. Pienso que este país ha tenido caracteres capaces y que lo han demostrado, como Felipe González y José María Aznar. Éste último pecó probablemente de arrogancia al creer que podría volver a convencer a los españoles sin artimañas de que valía la pena apoyar el proyecto propio que tantísimo éxito había tenido en España en tantos frentes. La guerra de Irak quebró aquella apuesta. Rodríguez Zapatero es todo lo contrario. Pura artimaña, la solemnización y el amaneramiento de la nada absoluta. Trágico es que la sociedad española no lo perciba porque estoy convencida de que pagará un precio muy caro por ello. Tengo la profunda convicción de que Zapatero y el pensamiento tan débil como tóxico que emanan él y su gente son una desgracia para España, totalmente inmerecida, después de treinta años difíciles pero ejemplares.


El comunicado de ETA en forma de entrevista del pasado domingo deja alguna posibilidad de creer en el final dialogado de la organización terrorista?

Creo que ni el comunicado ni el proceso merecen más de una línea de respuesta. Pero responsable de esta situación no son los terroristas que son eso, terroristas, y estaban en gran parte convencidos de su derrota hace tres años y en pleno proceso de dispersión y de buscarse personalmente otras opciones de vida. Es el adanista de Zapatero, al que una constelación maldita convirtió en presidente del Gobierno, quien cree que todo lo inventa él en su profunda ignorancia y desde ese peculiar pensamiento mágico que alimentan unos supuestos intelectuales de corte, que son unos perfectos mamarrachos. Zapatero ha sido el principal motor de la reactivación de un monstruo que hoy ya, sin él, podría situarse cerca de estar momificado. De haberlo estado, quizás podría haberse afrontado el gran reto que le queda a la España democrática, que es el desalojo de los nacionalistas, esos grandes medradores del terror y del poder en el País Vasco. Pero hay momentos en los que creo que quizás sea tarde. La historia puede estar primando a quienes desde el nacionalismo o el socialismo sectario –o desde el indigenismo en Latinoamérica, o el islamismo en todas partes- han lanzado una nueva ofensiva contra las democracias abiertas como en los años veinte y treinta del siglo pasado.


¿El Gobierno de Zapatero ha asumido ya que no hay nada que hacer o todavía buscará resquicios?

Zapatero considera a ETA y al nacionalismo vasco, violento o no, parte de los aliados en su universo sentimental. En esa emoción sectaria del izquierdismo semiculto, Zapatero siempre considerará a un etarra como un revolucionario equivocado, pero al final recuperable para el frentepopulismo. Y una víctima del PP será de alguna forma un fascista muerto en accidente. Para el presidente del Gobierno, como para el radicalismo nacionalista catalán, no todos los muertos son iguales porque los hay éticamente superiores. Zapatero es un autista moral y político que no tiene cura. La gente debería tenerle más miedo.


¿Le sorprende la posición tan firme de Imaz, incluso más que Zapatero, a la hora de ponerle las cosas claras a Batasuna?

No me sorprende nada. Imaz es un posibilista que ve la realidad de otra forma que ese personaje siniestro que es Ibarretxe. Pero como le dijo una vez Imaz a Rosa Díez aquello de “lo hemos sentido como si fuera de los nuestros” en referencia a un Fernando Buesa que acababa de matar ETA, Imaz sabe también hacer diferencia entre los muertos. Nunca luchará por un Estado de Derecho fuerte y digno. Y siempre diferenciará entre unos muertos y otros. Como lo hará entre los vivos, vascos o no vascos. Vascos buenos o vascos éticamente inferiores. Imaz como Ibarretxe, saben que sin ETA no serían nadie. Como nadie habrían sido Zapatero y Blanco con un partido socialista digno, sólido y consciente de su historia y responsabilidad.


Todo indica que ETA volverá al tiro en la nuca y al coche bomba. ¿Significará un nuevo escenario político o regresaremos a la época de las condolencias y las condenas, mientras la puerta de una futura negociación se mantiene abierta?

Desde luego así es. Será una desgracia que vuelva a haber muertos. No será una desgracia que la sociedad española vuelva a ver la realidad de frente y se vea obligada a buscar el coraje para tomar decisiones ante la obstinada voluntad de una banda de asesinos y su inmensa corte de nacionalistas beneficiarios de acabar con la Constitución, con las leyes y la libertad individual. Mirar hacia otro lado o negar la realidad no nos ha neutralizado ni un solo peligro y ha aumentado las expectativas de los asesinos y sus cómplices. Creo que cuando hay que luchar el que se encuentra en peor situación es el que no se entera o no quiere enterarse. De ahí que la obstinada negación de la realidad por parte de Zapatero y los medios que lo han arropado haya sido un auténtico atentado contra la seguridad de los españoles.


¿El futuro político de Zapatero depende de ETA?

Lo mejor que puede sucederle a la historia de España es que Zapatero quede en trágica y grotesca anécdota. Por autoestima. Pero en todo caso Zapatero sabe que pierde y gana según quieran Txeroki u otros. Por eso hay que partir de que es un rehén de ETA. Quien es consciente de que su vida política depende ya del capricho o conveniencia de los asesinos –como por cierto dijo el propio presidente del CIS, Fernando Vallespín- , no está capacitado para gobernar a los españoles. Se ha convertido en un peligro él mismo.


¿El PP debería de variar en algo sus posiciones actuales?


El PP ha fracasado pese a su decencia fundamental en cuestiones como el terrorismo y el llamémoslo “dilema territorial” porque no es fácil reaccionar a errores fundamentales desde un principio traumático como el del 11-M. Eso no quiere decir que, como muchos por ahí dejan caer, el PP deba creer que su salvación está donde le recomiendan sus enemigos. Eso viene a ser como la reciente anécdota en la que todos los peores enemigos de la iglesia católica se lanzan a hacer un cuadro de conducta al Vaticano sobre cómo portarse con una parroquia que no les hace ni puto caso. Nadie invitó a esos curas a ingresar en el PCE, en la Asociación de Autores, Artistas y demás beneficiarios, en religiones alternativas o demás. No, era Ratzinger quien debía tragarse el que no se aceptaran las normas. Como decía Rosa Regás, esa gran figura de la literatura española que dirige la Biblioteca Nacional, el que no se adapte a las leyes vigentes que se joda. Hablaba por supuesto del rodillo oficial castellanófobo en Cataluña.


¿Cree que si ETA regresa a los asesinatos de cargos públicos y políticos seguirá manteniendo a los nacionalistas fuera de la diana?

Por supuesto. Son de los suyos. Salvo aquellos que intenten desmarcarse. La tranquilidad y la seguridad se compran día a día. A cambio de dosis de dignidad. Pero también protegerá a otros que también son suyos, como muchos socialistas. Éste es el único país civilizado donde la oposición lleva escolta y el poder no. Es ETA quien lo determina.


¿Habrá movimientos importantes en la sociedad vasca y española si ETA vuelve a asesinar de manera sistemática?

Ya hemos dicho que Zapatero depende en gran parte de los humores de ETA. Pero no veo una forma clara de salir de la situación actual. Creo que Zapatero, su pensamiento mágico y la secta de mediocres e irresponsables que tiene en su entorno, han hecho ya tanto daño al tejido de la sociedad española y a los mecanismos de encuentro de las fuerzas políticas y sociales, que será difícil reconducir esta deriva. Será muy difícil limitar daños y un largo esfuerzo de nuevo buscar una fórmula de invertir la tendencia del desencuentro y la liquidación de afectos territoriales, sociales e ideológicos. Repito que considero a Zapatero una tremenda desgracia para este país. Pero es una desgracia también que la sociedad no haya demostrado capacidad para reaccionar ante tanto desatino. Ha quedado inerme ante la deriva. Por ello insisto en que todos pagaremos caro lo que algunos han hecho. En todo caso y volviendo al principio, creo que sólo la desaparición de esa secta de la selección negativa –y habrá de ser en derrota electoral- nos puede hacer pensar en una tarea de reconstrucción de nuestra integridad y dignidad democrática.

domingo, 6 de mayo de 2007

Jerez, ejemplo para España (I)

JEREZ, EJEMPLO PARA ESPAÑA (I)

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A menos que sea tonto de capirote, un columnista sabe perfectamente que su capacidad de influencia en el orden de las cosas oscila entre lo mínimo y lo ínfimo. Y eso hablando de los que juegan en la “Liga de las Estrellas”, gente como Pérez Reverte o Ussía, porque si hablamos de las liguillas de pueblo, como esta, entonces la cosa varía entre lo despreciable y lo absolutamente nulo. No obstante, uno nunca debe perder totalmente la esperanza. Así, a sabiendas de que no me van a hacer ni caso, quisiera decir a Pelayo y Sánchez que quizá tras el 27 de mayo tengan una oportunidad irrepetible (aunque repetida) de mandar al semidiós Pacheco y su banda de lacayos adoradores al limbo de los espectros. ¿Cómo? Bueno, sé que no descubro la pólvora, pero es que nadie parece tenerlo en cuenta: pactando entre ellas un matrimonio de conveniencia, una excitante alianza de hembras que haría las delicias de los de “Jerelesgay”. A nadie se le oculta que Mariajo y Pili se odian a muerte pero, ¿no odian más aún (y son recíprocamente odiadas por) ese maridito que han compartido?
Lo cierto es que el pacto PP-PSA fue una doble aberración: por su naturaleza política, y por la propia condición del cacique; un escorpión es un escorpión, y no puede ser ninguna otra cosa, y por eso Pelayo sería muy masoquista, amén de muy traidora a sus votantes, si repitiera. En cuanto al pacto PSOE-PSA, ¿qué decir? Pues lo mismo, que también fue doblemente contra natura: por la condición del socio, como en el caso anterior, y por la naturaleza intrínseca de las izquierdas, que tienden a odiarse entre sí casi tanto como odian a los demás (sirva como ejemplo una píldora de memoria histórica: en la Guerra Civil, los nacionales mataban rojos, y los rojos mataban nacionales…y a otros rojos).
Continuará…

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La Voz, Jerez, 6 de mayo de 2007. Comienza la Feria






jueves, 3 de mayo de 2007

Hermann Terstch

Me permito colgar la columna con la que Hermann Terstch, expulsado de El País por pensar por sí mismo, se estrena en ABC. Desconozco qué pecados cometió mientras trabajaba para PRISA, pero cualesquiera que hayan sido, con esta columna quedan sobradamente redimidos.
Lean, piensen...y tiemblen.
Negacionismo, probidad e insulto
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EN muchas escuelas del Reino Unido ha sido discretamente abolido el estudio del Holocausto en la asignatura de historia a causa de las presiones de alumnos musulmanes que consideran una ofensa perder el tiempo hablando de unas víctimas judías que, por lo demás, niegan hayan existido. A los jovencitos islámicos les molesta un hecho histórico y sus profesores, conscientes de lo irritables que son, deciden abolirlo en aras de la paz. No hay noticias de que los alumnos no musulmanes exigieran a los profesores la restauración de la integridad del relato histórico del siglo XX. El resultado de ello, que no escandalizará a quienes ya todo consideran integrable en la sopa garbancera de la armonía universal, será que las nuevas generaciones de británicos ignorarán la existencia de Auschwitz y de sus millones de muertos, uno de los pequeños detalles que definen la abominable naturaleza del enemigo del Reino Unido en la última guerra y por ello también la grandeza de su propia resistencia y victoria militar. Pronto también en el Reino Unido serán muchos los que crean que fue aquella una guerra clásica con enemigos moralmente equiparables con objetivos similares.
En los últimos años se citan mucho en España las reflexiones de Hannah Ahrendt en su viaje a la Alemania de la posguerra y la obcecación de los alemanes por convertir hechos, como la invasión de Polonia o la URSS, en opiniones. También la sarcástica respuesta de George Clemenceau a la pregunta sobre cómo interpretarían la (Primera) Guerra Mundial las generaciones futuras. El anciano estadista todavía creía en la probidad intelectual y se declaró convencido de que «nadie dirá que Bélgica invadió Alemania». Hoy habría sido más cauto. Especialmente en España. Porque en los tres años de Gobierno Zapatero se ha impuesto implacablemente en el discurso oficial ese perverso fenómeno denunciado por Hannah Ahrendt. El equipo del sentimental lector de Gamoneda niega hoy la realidad con una procacidad y un desparpajo faldicorto a los que ningún otro Gobierno europeo sobreviviría siquiera unas semanas.
Es ocioso enumerar sus manifestaciones que niegan hechos para todos evidentes, lógicos, verificables o probados. Llenan las páginas de los periódicos a diario. La muestra más larga la tenemos en esas interminables y tediosas añagazas para ocultar, negar y justificar a un tiempo la coordinación de intereses políticos con el terrorismo vasco. Pero se dan en todas las demás cuestiones capitales como inmigración, seguridad o relaciones exteriores. Camelot y su Arturo Zapatero no necesitan a la realidad, ese fenómeno menor que transcurre paralelo a sus hazañas y retórica. Y hasta hoy aparenta además ser inmune a las consecuencias tóxicas de su política. Pero la sociedad española no lo es y no hay que ser Merlín para augurar zozobras tras este trienio de romper loza de convivencia y tejido social. Eran loza y tejido fabricados -tras los años de la peor represión de la posguerra- con inmenso esfuerzo, sacrificio y tenacidad por millones de españoles de buena voluntad independientemente del lado en que lucharan ellos, sus padres o sus abuelos. Incluido desde el lanzamiento de la «política de reconciliación nacional» en 1956 ese Partido Comunista que, como su antiguo líder Santiago Carrillo, se ha lanzado ahora a disputar a Zapatero y a los nacionalsocialistas catalanes y vascos el trofeo de supremo druida del resentimiento.
El negacionismo de Zapatero, su gente y sus aliados, parte del desprecio a los hechos que revelan igual cuando hablan de historia como cuando lo hacen de ayer. Lo hacen sin mala conciencia porque consideran que la importancia de su misión histórica bien merece correcciones a la realidad y muchos sacrificios, especialmente del enemigo. Huevos rotos para la tortilla. El chef, encantado consigo mismo, es además prestidigitador y dispone de un discurso para cada día y audiencia pero a estas alturas todo el mundo debiera saber a quién considera el presidente su enemigo y a quiénes aliados potenciales, hayan matado o no. Al fin y al cabo, también a su abuelo lo mataron. Han trazado ya una continuidad grotesca desde las banderías del pasado con objeto de imponer en Madrid también un régimen con vocación de permanencia y excluyente como los que se han constituido por la vía de los hechos en el País Vasco y Cataluña, es decir sin una posibilidad de alternancia política real. Tiene por eso su actitud hacia la historia la misma calidad que el negacionismo del holocausto y las cámaras de gas del nazismo porque parte de una zafia y dolosa falsificación con intención de arrebatar los derechos políticos a sus adversarios. El pensamiento mágico que domina la personalidad del presidente del Gobierno español convierte la política en un juego épico. Tan imponentes ambiciones se desarrollan en un universo sentimental menos que semiculto marcado por igual por el sectarismo, la ideologización primaria y el resentimiento propios del asociacionismo provinciano de principios del siglo XX unidos a la insoportable levedad de un relativismo moral que considera anticuada o simplemente ridícula la subordinación de los deseos a código alguno. Zapatero debería dar miedo y yo creo que sólo el inmenso movimiento de odio total a la figura de José María Aznar y, en su ausencia, al Partido Popular -que han logrado mantener sorprendentemente activo socialistas, nacionalistas y la mayoría de los medios de comunicación-, ha impedido que una mayor parte de la sociedad española percibiera con cierta nitidez el peligro que supone para su prosperidad, estabilidad y libertad el camino emprendido por la alianza de socialistas y nacionalistas. Porque el peligro de involución existe y se manifiesta donde la verdad ha sido abolida, como en los colegios británicos. La dependencia creciente de sectores claves de la sociedad del poder político, la manipulación e intimidación abierta de la economía, el clientelismo de las autonomías, la persecución -sí, persecución- del castellano en los sistemas escolares bajo regímenes nacionalistas y los intentos de acabar con la autonomía educativa privada nos sugieren que en pocos años la verdad oficial puede haberse convertido en el principal medio de vida en este país.
La selección negativa en el partido gobernante y entre sus aliados tiene, por supuesto, correcciones paralelas en los órganos afines, apoyos y satélites. Estamos en la hora estelar de los aparatchiks. Nuestros actuales intelectuales antifascistas españoles son tan contundentes como los anticomunistas polacos de ahora, a sueldo de los gemelos Kaczyinski. Que en Varsovia una serie de mequetrefes intenten cuestionar la integridad de un gigante moral como Bronislaw Geremek es un insulto. Como lo es que el gentucismo aquí diga una y otra vez que el PP da alas a ETA cuando fue su Gobierno quien lo tuvo contra las cuerdas con una política que se ha dinamitado. Los coros de héroes subvencionados saben que si toca hacer un giro saharahui, se hace y punto. El relativismo es maravilloso para mantener la conciencia en baño maría. Es una más de las nefastas consecuencias de ese Mayo del 68 que con tanta razón denunciaba Nicolás Sarkozy el sábado y que describía magistralmente en su crónica en estas páginas Juan Pedro Quiñonero. El páramo moral y cultural que comenzó a extenderse entonces por las democracias occidentales alcanza tal extensión que sus moradores ni siquiera intuyen la existencia de alturas culturales y morales de referencia y sólo cuentan con orientaciones primarias como la autopromoción, los intereses propios, el narcisismo y el desprecio a toda jerarquía y autoridad que pueda cuestionar lo anterior. En la maravillosa carta a su padre que hace de prólogo en su libro sobre la catástrofe educativa «Progresa adecuadamente», Xavier Pericay cita aquella memorable Tercera de ABC póstuma de Carlos Luis Álvarez «Cándido» en la que advertía que la alternativa a la graduación jerárquica no era la igualdad sino la tiranía.
La fobia a la excelencia, el ataque a las formas, a la meritocracia y a la elegancia como condenable «elitismo» -nada tan significativo como la procacidad del feísmo del mundo abertzale y de la subcultura surgida al amparo del nacionalismo catalán-, el desprestigio del esfuerzo, el desprecio al escrúpulo y a la autoridad así como el igualitarismo a la baja de una tiranía cultural obsesiva e hiperactiva son factores culturales sin los cuales nadie podría explicar la incapacidad de las sociedades europeas a reaccionar ante las amenazas que se ciernen sobre ella. Durante todas estas décadas, no han hecho sino aumentar y fortalecerse los mecanismos sectarios que expulsan del paraíso de los bienpensantes a aquellos que cuestionan la validez total y absoluta de un movimiento -Mayo 68- basado fundamentalmente en negar, combatir y despreciar los valores permanentes occidentales desde Atenas -bonitas evocaciones de las Termópilas escritas por Fernando Savater y Arturo Pérez Reverte- que han hecho de la sociedad abierta el sistema de convivencia más próspero, libre y feliz jamás habido. Sin embargo, no hay organización humana, por excelsa que sea, que sobreviva indefinidamente al acecho de enemigos si no sabe generar defensores.
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ABC, Madrid, 3 de mayo de 2007, cuando Occidente aún existe.