martes, 25 de agosto de 2009

Antonio no era de Delphi

Por mucho que algunos traten de hacernos a todos iguales en lo que es imposible que lo seamos (inteligencia, capacidad de esfuerzo…), la vida nos divide en categorías hasta para la miseria. A esta misión de la naturaleza, la Junta de Andalucía contribuye creando desigualdades en lo único en lo que no las debería tolerar: en derechos. Así, buceando en las categorías inferiores, encontramos que se puede ser algo aún más bajo que “miserable parado andaluz”, pues existe la infracategoría “miserable parado andaluz que no trabajaba en Delphi”. Vaya por delante que aquí no se critica a ningún antiguo empleado de Delphi. Antes al contrario, les honra su lucha. Sin embargo, que la Junta les favorezca por una mezcla de motivos propagandísticos y miedo a la guerrilla urbana, mientras miles de ciudadanos con igual o más necesidad son dejados de la mano de Dios, es inadmisible. Todo es tan chapucero, que ni siquiera la injusticia ha sido bien ejecutada: La administración Andaluza empeñó su credibilidad en prometer que antes de agosto recolocaría a casi 1.300 parados de Delphi, y el resultado es que, habiéndose cumplido apenas un tercio de lo anunciado, la credibilidad de la Junta no se resiente, pues era nula y lo sigue siendo. Desgraciadamente también se empeñaron, y sí se resienten, millones de euros de dinero público con inciertos, cuando no cómicos, resultados (aquellos cursos consistentes en ver películas como “full monty” y visitar el Zoo de Jerez, por ejemplo). Mientras tanto, parados anónimos como el Jerezano Antonio, envían con ilusión su currículum a una oferta del Servicio Andaluz de Empleo. Nadie le responde, lo cual le extraña porque encaja con los requisitos del puesto. Aún tiene fuerzas para llamar al SAE y preguntar qué pasa. Y allí, sinceros al menos, le dicen que la empresa ha contratado a 100 parados… ¡y todos eran antiguos empleados de Delphi! Antonio se siente discriminado, despreciado y olvidado. Sin embargo, no se rinde (¿acaso podría?). Así que les dejo con su protesta, que supongo que estará en el montón de papeles de “hacer como que lo leo” del Defensor del Pueblo Andaluz:

“Tengo 39 años y estoy desempleado, y aunque estoy poniendo todo mi esfuerzo en salir de esta situación, por el momento no he podido. Escribo esta carta porque necesito expresar mis sentimientos, ya que aunque uno sea fuerte y desee luchar para salir del boquete, hay momentos de desesperación. Deseo exponer la discriminación que padezco en mi búsqueda de trabajo, y no entiendo como en un estado de derecho como es España existen desempleados de primera y de segunda clase; me refiero a los antiguos empleados de Delphi. Entiendo que tengan acuerdos para recolocarlos, pero creo que en la situación actual esos acuerdos se deberían modificar para que no hubiese agravio comparativo. Estos compañeros tienen preferencia de recolocación sin necesidad de pasar por una preselección que compare su perfil de trabajador con el puesto ofertado, y tienen reconocidos derechos para ser colocados de forma directa en una serie de empresas que desean instalarse en nuestra provincia. Esto vulnera mis derechos y los de todos los desempleados que no tuvimos la suerte de pertenecer a una gran empresa. Suplico a gobernantes y sindicatos que recapaciten, porque esto no se debe permitir en la gravísima situación que padecemos. Es lógico dar a estas personas la oportunidad de optar a la preselección de cualquier plaza de trabajo que deseen, pero debería tenerse en cuenta sólo su perfil laboral, y pasar la selección como uno más. Esto nos pondría en igualdad de condiciones a todos los que nos encontramos en la misma situación. Deseando que mis palabras lleguen a oídos de aquellos que puedan cambiar esta situación, me despido con unos cordiales saludos”.




La Voz, Jerez, martes 25 de agosto del "horribilis" verano de 2009

3 comentarios:

Serranito dijo...

Todos somos iguales.. pero algunos animales somos más iguales que otros.

Realmente duro

Nadie dijo...

Para mí, Antonio no es anónimo: es amigo mío; pero eso no tiene nada que ver con mi columna, la habría escrito exactamente igual si no lo conociera de nada. Sí, es dura la igualdad...por abajo.
Llámame cuando estés por el inframundo.

Isidro Jimenez dijo...

Estimado autor de este blog que firmas el comentario sobre los ex-Delphis, me gustaria poder comentarte que el problema no somos los ex-Delphis, no. El problema es la falta de organización que padecemos los andaluces. Organización para poder defendernos de las agresiones constantes de grandes conglomerados industriales-banqueros-politicos.

Ese es el problema. Los andaluces no nos organizamos para defender lo nuestro. Y curiosamente, cuando un grupo de andaluces se organiza y defienden sus intereses, muchas de las criticas les llega de otros andaluces, que mira por donde, no se organizan.

Imaginate por un momento que entrel los 8,5 millones de andaluces decidimos que durante un mes solo comparemos un producto concreto fabricado en cualquiera de las ocho provincias andaluzas.

Inmediatamente, esa empresa tendra que ampliar plantilla, ampliar instalaciones y aumentar la producción para poder abastecer a tanto comprador.

Pero la realidad no es esa, la realidad es que no miramos la cesta de la compra, no miramos donde se fabrica lo que compramos y por eso 8,5 millones de andaluces creamos empleo todos los dias en otros lugares del mundo cada vez que compramos.

Me gusta tu articulo por dejar bien claro que hay injusticias, pero ten encuenta que los ex-delphis les pusimos las pilas a los politicos andaluces para que supieran que si no daban soluciones a nuestra situacion, seriamos un problema para ellos.

El problema de todos nosotros, los andaluces, es que somos muy complacientes con el poder, les aplaudimos a los politicos cuando vienen a Cadiz - Jerez, la tierra del paro crónico.

Menos aplaudir a los politicos, y mas organizacion al margen de las organizaciones pagadas por el estado.

Un saludo

Isidro Jiménez

http://www.isidrojimenez.blogspot.com