MURIERON CON LOS ARNESES… ¿PUESTOS?
Morimos. A todas horas y en cualquier situación: en la paz y en la guerra, dormidos y despiertos, borrachos y sobrios, conduciendo y paseando, viejos y jóvenes, sanos, enfermos y, también, trabajando. Morir trabajando es, pues, un hecho de la vida. Pero un hecho escandaloso cuando se superan ciertos límites, cuando la muerte no se produce por causas incontrolables sino por negligencia, desinterés o falta de control.
En las últimas semanas se han multiplicado las noticias sobre accidentes laborales en Andalucía; desde el marinero malagueño que cayó al Atlántico para de él nunca más salir, hasta el operario de Puerto Real al que aplastó un bidón de aceite, pasando por el trabajador de Dos Hermanas al que le explotaron los gases del aceite de orujo, y el malagueño (otro) que se electrocutó trabajando en un poste de la luz, lo cierto es que tras conocerse que las muertes por accidente laboral aumentaron casi un 10% en nuestra región durante el pasado año, todas las alarmas se han disparado. Y es que fueron 146 muertos, casi tres a la semana, así que para frenar tan escandalosa tasa se han propuesto leyes integrales, pactos y consensos. Posiblemente todas esas cosas ayudarán, pues es grave que sean escasas las sentencias y las personas sentenciadas hasta ahora. También sería bueno que en los procesos no confluyesen tribunales civiles, penales, sociales, administrativos y mercantiles, ya que el resultado son demoras eternas y víctimas desamparadas. Pero de lo que se trata, básicamente, es de que los accidentes no lleguen a producirse, y eso es algo que sólo se podrá conseguir atacando al problema en su origen: haciendo cumplir las leyes ya existentes.
La construcción acaparó casi un tercio de los muertos, muchos de los cuales cayeron desde gran altura. No son pocos los que piensan que la culpa de las tragedias en dicho sector es siempre del empresario que quiere ahorrarse unos euros, y aunque es cierto en ocasiones, la causa habitual es el desinterés de muchos trabajadores por la propia seguridad. Pese a que la lucha de los jefes de obra para conseguir que los obreros utilicen el material de seguridad es continua, muchos prefieren irse a otra empresa antes que acatar la orden, y eso es algo que difícilmente cambiará mientras el mercado de la construcción sea tan dinámico. Así, los jefes terminan haciendo firmar a los trabajadores un recibo por el material de seguridad, para poder, al menos, demostrar que se les dio, porque al final las infracciones siempre las paga el empresario. No son leyendas urbanas los casos de obreros que, tras caer de un andamio y hacerse una tortilla, son “vestidos” por sus compañeros con todo el material de seguridad (que debería haberles salvado la vida, pero estaba en la caseta cogiendo polvo) para que sean encontrados así por el juez. ¿Por qué no llevaban el arnés antes de caerse? Por pasotismo, por comodidad o, sencillamente, porque trabajaban a destajo, y más seguridad implicaba menos velocidad y menos dinero. Nada de esto, sin embargo, es inevitable: paseando por otros países de Europa o Norteamérica, se descubre el exquisito respeto a las normas que allí tienen los obreros de la construcción. Mientras aquí el que sigue todos los protocolos de seguridad pasa por ser el tonto del pueblo, en esos lugares civilizados, contravenirlos es, sencillamente, impensable. Intuyo que sólo empezaremos a parecernos a ellos si se conciencia al trabajador y se le responsabiliza de su propia seguridad.
Morimos. A todas horas y en cualquier situación: en la paz y en la guerra, dormidos y despiertos, borrachos y sobrios, conduciendo y paseando, viejos y jóvenes, sanos, enfermos y, también, trabajando. Morir trabajando es, pues, un hecho de la vida. Pero un hecho escandaloso cuando se superan ciertos límites, cuando la muerte no se produce por causas incontrolables sino por negligencia, desinterés o falta de control.
En las últimas semanas se han multiplicado las noticias sobre accidentes laborales en Andalucía; desde el marinero malagueño que cayó al Atlántico para de él nunca más salir, hasta el operario de Puerto Real al que aplastó un bidón de aceite, pasando por el trabajador de Dos Hermanas al que le explotaron los gases del aceite de orujo, y el malagueño (otro) que se electrocutó trabajando en un poste de la luz, lo cierto es que tras conocerse que las muertes por accidente laboral aumentaron casi un 10% en nuestra región durante el pasado año, todas las alarmas se han disparado. Y es que fueron 146 muertos, casi tres a la semana, así que para frenar tan escandalosa tasa se han propuesto leyes integrales, pactos y consensos. Posiblemente todas esas cosas ayudarán, pues es grave que sean escasas las sentencias y las personas sentenciadas hasta ahora. También sería bueno que en los procesos no confluyesen tribunales civiles, penales, sociales, administrativos y mercantiles, ya que el resultado son demoras eternas y víctimas desamparadas. Pero de lo que se trata, básicamente, es de que los accidentes no lleguen a producirse, y eso es algo que sólo se podrá conseguir atacando al problema en su origen: haciendo cumplir las leyes ya existentes.
La construcción acaparó casi un tercio de los muertos, muchos de los cuales cayeron desde gran altura. No son pocos los que piensan que la culpa de las tragedias en dicho sector es siempre del empresario que quiere ahorrarse unos euros, y aunque es cierto en ocasiones, la causa habitual es el desinterés de muchos trabajadores por la propia seguridad. Pese a que la lucha de los jefes de obra para conseguir que los obreros utilicen el material de seguridad es continua, muchos prefieren irse a otra empresa antes que acatar la orden, y eso es algo que difícilmente cambiará mientras el mercado de la construcción sea tan dinámico. Así, los jefes terminan haciendo firmar a los trabajadores un recibo por el material de seguridad, para poder, al menos, demostrar que se les dio, porque al final las infracciones siempre las paga el empresario. No son leyendas urbanas los casos de obreros que, tras caer de un andamio y hacerse una tortilla, son “vestidos” por sus compañeros con todo el material de seguridad (que debería haberles salvado la vida, pero estaba en la caseta cogiendo polvo) para que sean encontrados así por el juez. ¿Por qué no llevaban el arnés antes de caerse? Por pasotismo, por comodidad o, sencillamente, porque trabajaban a destajo, y más seguridad implicaba menos velocidad y menos dinero. Nada de esto, sin embargo, es inevitable: paseando por otros países de Europa o Norteamérica, se descubre el exquisito respeto a las normas que allí tienen los obreros de la construcción. Mientras aquí el que sigue todos los protocolos de seguridad pasa por ser el tonto del pueblo, en esos lugares civilizados, contravenirlos es, sencillamente, impensable. Intuyo que sólo empezaremos a parecernos a ellos si se conciencia al trabajador y se le responsabiliza de su propia seguridad.
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La Voz, Jerez, 4 de febrero de 2007
9 comentarios:
Muy buen artículo, cumpliendo una función social que también tiene el articulista. Se lo pasaré a mis alumnos, para que cojan onda. Pero tú sigue encima de tu columna sin arnés y sin red, que es más emocionante, eh.
Bueno, desde el colegio que es el sitio donde puedo colgar comentarios en este blog. En fin, qué te voy a contar, pep, del tema de tu interesante artículo que no sepas. Mi hermano y un amigo del gremio de la construcción me cuentan a veces las veces que les han tirado a la cara o a los pies el casco y el arnés que niegan a colocarse... Así andamos, o andamios.
Por otra parte, ya que en estas páginas es difícil seguir el hilo de un tema común por las característícas de las mismas, sigo con la agresión al profesor del colegio de Jerez. Zamorano, aunque eso es lo de menos, fue agredido por un padre que además es delincuente común. Para hoy había convocado un paro generalizado de todos los centros de la ciudad, pero la administración, de un modo dictatorial nos ha amenazado con abrir expediente a los centros que secunden el paro de hoy, al ser la convocatoria ilegal y establecida fuera de los plazos que la ley marca. De todas formas habrá una concentración en la Plaza del Arenal a las 12'00. Para algo en lo que los profesores nos ponemos de acuerdo la Delegación nos pone la zancadilla. Intereses políticos, por supuesto, nada que ensucie la imagen de la Consejería o del Ministerio de Educación. Las elecciones están a la vuelta de la esquina.
Muchas felicidades y enhorabuena nadie!
Supongo que estarás unos dias fuera.
Que lo disfruteis.
Little H
¡Ay, Nadie, ay!
Me permito colgar lo siguiente:
"Personalmente tengo motivos de peso para alegrarme de que el múltiple asesino de ETA Ignacio de Juana Chaos no coma. Para quienes no tuvieron ocasión de seguir la «crónica etarra» allá por enero de 1998, fecha lejana para muchos, pero tristemente cercana para aquéllos que amamos a Alberto y a Ascen, recordaré que el terrorista que nos ocupa hoy, por su mediática huelga de hambre, declaró desde su celda, ¡a Dios gracias!, contemplando el dolor provocado por el asesinato de mi hermano y su mujer, que «él ya había comido para un mes». Analizando su frase, deduzco que este individuo se alimentaba por aquel entonces del sufrimiento ajeno. Ese 30 de enero, pues, se dio un festín. Las lágrimas de tres niños de cuatro, siete y ocho años que se despertaron sin padre ni madre apagaron su sed, junto con el champán con el que brindó por éxito del doble asesinato. Lágrimas que bastarían para dar de beber a este criminal, activo miembro de ETA, el resto de sus días. Si al llanto de sus hijos sumamos la desesperación de sus padres, la angustia de sus hermanos y familiares, la tristeza de sus amigos y la rabia que sintió no sólo la ciudad de Sevilla, sino España entera, tras la cruel muerte del joven matrimonio, De Juana Chaos no debería preocuparse por su salud. Jamás morirá de hambre, porque si entonces, al oír nuestros llantos, aseguró haberse saciado, gracias a nuestro pesar, yo ,Teresa Jiménez-Becerril, hermana del concejal asesinado, ocho años después, le garantizo que seguimos llorando, que nuestro dolor está intacto y que el de los hijos de mi hermano crecerá con el paso de los años. Por tanto, tranquilo, señor De Juana Chaos, aunque usted pierda peso, el cuerpo es sólo un envoltorio; lo que cuenta es el alma, y como la suya, según sus propias palabras, se nutre de nuestra pena, le calmaré diciéndole que ésta es inagotable. Y mientras nos obliguen a soportar manifestaciones en su apoyo, compañeros suyos que salen de la cárcel por falta de pruebas, reuniones con sonrisas y apretones de manos entre etarras y legítimos gobernantes, obispos que reclaman a las víctimas un perdón que los asesinos desprecian; mientras tengamos que vivir en medio de la indiferencia de un pueblo que prefiere dejarse engañar que rebelarse contra un Gobierno que se humilla y les humilla; mientras sigan asesinando la memoria de los nuestros, nuestra pena no se agotará.
Pueden los seguidores de este terrorista vasco, que avergüenza a su raza y a su tierra, aunque enorgullezca incomprensiblemente a los muchos que creen en su proyecto, dormir sin sobresaltos: su vida no corre peligro.
Él dijo que había comido para un mes, y yo le digo más: «Esa noche comió usted para el resto de su vida». Vida que le deseo larga y en prisión. Aunque, hoy por hoy, la que no dormirá tranquila seré yo, porque cualquier día me cruzo por la calle con este «angelito», ya que todo es una incógnita, todo relativo en esta España que se acomoda y donde los que no lo hacemos nos sentimos cada día más incómodos. Confío en que esta sinrazón o, mejor dicho, esta «razón creada por sinvergüenzas» no nos lleve a convertir a un terrorista, que cumple condena por matar a niños y mayores, en un héroe por su tenaz huelga de hambre. Incomprensiblemente, o quizá buscando la comprensión en la conveniencia política de quienes nos gobiernan, ETA ha logrado, sin abandonar las armas, sin dejar de extorsionar y amenazar, sin renunciar a ninguno de sus objetivos, sin mostrar ningún deseo de arrepentirse y sin hacer gesto alguno de acercamiento hacia sus víctimas, convertirse en una respetable organización política que busca con ahínco la paz. En breve, los representantes de este grupo violento, escudados en el diálogo y el talante, se pasearán por Europa como ya se pasean por España, con la cabeza bien alta. Y a nosotros, los que nunca matamos, nos dejarán en casa, cubriendo con nuestras manos entre llantos el verdadero rostro de la paz. Espero que impere el sentido común de quienes otorgan el premio Nobel y no tengamos que ver al Otegui de turno recibiendo el preciado galardón. O, puestos a fantasear, a un delgadísimo De Juana Chaos, ayudado por una corte de «soldados vascos» que agradece entre vítores el premio a la paz, en nombre de una Euskalherría libre.
No deseo la muerte de este hombre, aunque por sus venas corra tan mala sangre, y si su huelga de hambre fuera cierta y decidiera quitarse la vida poco a poco, yo, al contrario que él, no comería por un mes, ni siquiera por un día, porque la diferencia entre las víctimas y sus verdugos es que las primeras nunca se alimentarán del dolor de nadie. Nuestro alimento es la justicia."
Hermana de Alberto Jiménez Becerril, concejal del PP en Sevilla asesinado por ETA en 1998
Sí, seguimos sin abuela por lo que se ve, jajajajaja. Conmueve la carta que cuelgas kaiser. A mí, como dijo hace un par de días Isabel San Sebastián, me importa tres pimientos que se muera este maldito etarra y todos los etarras que en la tierra han sido. Es lo único que le achaco a la carta de la hermana de Jiménez Becerril, que no lo diga alto y claro: ¡QUE SE MUERA ESE TÍO. Y si de paso eso permite que ZP se vaya a su casa, mucho mejor, ¿verdad? Ea, un abrazo para los que no tienen abuela y los que las provocan, jejeje.
La concentración no ha sido todo un éxito. Pudimos ser diez mil, en serio. La cosa se ha manipulado de una manera descarada. Los sindicatos, o sea, la Junta de Personal Docente, decidieron el viernes convocar una huelga para el día 15 que sigue en pie. Al mismo tiempo, varios directores de la pública decidieron no esperar tanto tiempo y parar el martes para concentrarnos en la Plaza del Arenal y hacer todo el ruido que pudiéramos. Se comunicó a todos los centros de Jerez, públicos, concertados y privados y la Delegación en principio, aunque no muy de acuerdo, haría la vista gorda. Pero el lunes, desde la Consejería, llegó la orden a la Delegación Provincial de que se sancionara y expedientara a todos los centros que cerraran y fueran al paro ese día. Las instrucciones fueron muy claras, pero se empezaron a enviar a las dos de la tarde a los centros, cuando los chavales tenían la circular en sus manos y casi no había tiempo para recular. A los centros concertados religiosos, FERE, nos envió otro comunicado en el que se decía que no apoyaban el paro puesto que la Administración había amenazado con sancionarnos. Claro, el temor de siempre, que los conciertos y las subvenciones se anulen. El caos fue total. En muchos Centros, pese a la oposición de la mayoría de los profesores, por no decir de TODOS, los directores dieron marcha atrás asustados. Hubo discusiones acaloradas en todas partes, llamadas de última hora a los alumnos para que el martes acudieran a clase, y eso en la pública y en la concertada. Ayer en una reunión que tuve con mi inspector de zona y el resto de centros de la misma, estuvimos los equipos directivos debatiendo. Todos estábamos de acuerdo en que tuvimos que parar TODOS. Por eso, desde todos los Centros hubo representación, sin dejar de abrir las puertas al alumnado que pudo asistir a clase normalmente. Los que nos tuvimos que quedar en clase lo lamentamos, sobre todo porque pudimos ser muchos más los que abarrotáramos la Plaza. Tres mil es un gran número, pero pudo triplicarse si no es por la intransigencia de la Administración, que no quiere publicidad del asunto y amenaza con expedientes y sanciones, y la oposición de los sindicatos que quieren acaparar la manifestación y salir en la foto del día 15 con sus pancartas y consignas. Se merecen que nadie les apoye el 15, pero todo sea por el compañero agredido. Lamentable.
En un país normal diría: "Maikel, eso que dices ¡no me lo puedo creer! Aquí, lo único que se me ocurre es un:"No me extraña".
Amigo, te digo que, para lo que es Jerez y su historial de manifestaciones, 3.000 es impresionante, de verdad.
Un abrazo y viva Zamora.
"El lastre de Andalucía en estos 26 años de gobierno socialista ha sido la oposición: el partido popular" Chaves dixit este fin de semana en un mitin... Sin comentario para todos aquellos mayores de 1 año. ¡Qué poca vergüenza se puede llegar a tener!
Vuelve pronto JOsé Luis, que tenemos ganas de saber de tí. NO me dejes sólo la administración de la escuela de vuelo en el aerpuerto. ARRIBA ESPAÑA
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