LA ARTIMAÑA DE CABAÑA
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González Cabaña es ese socialista “todopoderosillo” de la provincia de Cádiz que se dedica a besuquearse indecentemente con Pacheco (es una metáfora, no se exciten), al tiempo que éste se dedica a freir a insultos a Sánchez, compañera de partido del primero. Mientras Sánchez expresa con palabras sus fantasías más íntimas (“Pacheco es un cadáver político”), Cabaña se guarda las espaldas diciendo que el “in-lo-que-se-les-ocurra” es un peso pesado, y añade, para quedar bien, que Sánchez también es peso pesado, pero Pelayo peso pluma; tal pluralidad de “sensibilidades” en el PSOE nos tiene emocionaos, sí señor. Sin embargo, pese a su desvergonzada desvergüenza, hay que reconocer que Cabaña tiene razón al describir a Pacheco: tanto pesa en su partido, que él, y sólo él, constituye su alma y sostén.
La cosa está clara: Pacheco es un peso pesado dentro de un partido pluma, y Sánchez y Pelayo son pesos pluma dentro de partidos pesados. Así, sin Pacheco, el PSA perdería el 90% de sus votos (vamos, que desaparecería la empresa “Don Pietro & agradecidos”, y sería más catastrófico que lo de Delphi), mientras que PSOE y PP mantendrían el 90% de los suyos aunque su candidato fuera Perico el de los palotes. Daría lo mismo que el partido de don Pietro se llamara PP-alternativo (“Partido Pachequista”), o PSOE-diferente (“Partido que Sólo Obedece al del: ¡Ein!”), pues ganaría los mismos votos que llamándose PSA.
En el fondo, al PSOE le importa poco quién se siente en la poltrona de Jerez, siempre que sea de los suyos. Si Pilar se niega a retozar en la hierba otra vez con Pacheco, será probablemente premiada por el verdadero todopoderoso con alguna consejería andaluza (apuesto por Cultura), y ya medrará en Jerez “el otro Sánchez”, o quien se tercie. Y es que para el socialismo lo de menos es, como siempre, el individuo.
La cosa está clara: Pacheco es un peso pesado dentro de un partido pluma, y Sánchez y Pelayo son pesos pluma dentro de partidos pesados. Así, sin Pacheco, el PSA perdería el 90% de sus votos (vamos, que desaparecería la empresa “Don Pietro & agradecidos”, y sería más catastrófico que lo de Delphi), mientras que PSOE y PP mantendrían el 90% de los suyos aunque su candidato fuera Perico el de los palotes. Daría lo mismo que el partido de don Pietro se llamara PP-alternativo (“Partido Pachequista”), o PSOE-diferente (“Partido que Sólo Obedece al del: ¡Ein!”), pues ganaría los mismos votos que llamándose PSA.
En el fondo, al PSOE le importa poco quién se siente en la poltrona de Jerez, siempre que sea de los suyos. Si Pilar se niega a retozar en la hierba otra vez con Pacheco, será probablemente premiada por el verdadero todopoderoso con alguna consejería andaluza (apuesto por Cultura), y ya medrará en Jerez “el otro Sánchez”, o quien se tercie. Y es que para el socialismo lo de menos es, como siempre, el individuo.
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La Voz, Jerez, domingo 29 de abril de 2007
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