domingo, 30 de noviembre de 2008

Politburó ibérico





Que los rusos puedan controlar el sector energético en España es una cuestión que a mucha gente le trae al fresco, lo cual es comprensible puesto que “ande yo caliente…” es, la mayoría de las veces, el Leitmotiv de la condición humana. Así pues, habría que explicar a estas personas que es precisamente eso, andar calientes, lo que peligra si se permite que los intereses rusos se hagan con demasiado poder sobre algo que, más que estratégico, resulta vital. Si, además, el Presidente traidor, la Ministra pacifista y el Rey cazador hacen equipo para defender los intereses de la Madre Patria (la de sus ex repúblicas, no la de México o Argentina), entonces hay que temer lo peor. Desde aquí hemos defendido siempre la libertad de mercado por encima de casi todo, pero en ese “casi” no está incluida la seguridad del país, su viabilidad económica ni la supervivencia de sus ciudadanos, y por ello lo de Lukoil nos parece un disparate; por ello y porque cuando hablamos de Rusia no hablamos de un país sometido al imperio de la ley y las buenas costumbres, sino de un gigante en el que gobierno, mafia y afán imperialista resultan indistinguibles; porque cuando hablamos de Lukoil no hablamos de una empresa “normal”, sino de una petrolera envuelta en escándalos y asesinatos, comandada por protegidos de Putin y gente del hampa (valga la redundancia), que va a venir para mandar, no para obedecer; y porque cuando hablamos de que Rusia ya controla la cuarta parte del petróleo y el gas que se consume en España, nos viene a la cabeza lo fácil que les resulta a los rusos cerrar el grifo sin piedad cuando les conviene, recuerden Ucrania.


Que Chacón, reconocida nacionalista e independentista, defienda desde Defensa los intereses extranjeros, no sorprende lo más mínimo. Que Rodríguez, el que defendía los “campeones nacionales” y se resistía a E.On como gato panza arriba, ayude a sus amiguetes a reparar las cagadas inmobiliarias en perjuicio de nuestro provecho, es lo más normal del mundo. Pero que el Rey de España mueva cielo y tierra para favorecer algo que, clarísimamente, debilita a España, es un crimen obsceno y vergonzoso. Vale que se sienta culpable por haber matado a un ruso borracho (¡pobre Mitrofan!), pero eso no justifica que abdique de su más sagrado deber.


Con todo, lo peor es que para hacerse con la joya española, los rusos van a pedir dinero a bancos españoles, y ¿qué dinero será ese? El que, perteneciendo a todos los españoles, ha sido regalado por el Gobierno español a los bancos españoles para que continúen sin dar créditos a los ciudadanos españoles. Redondo, ¿verdad? Tan redondo como los braseros de picón con los que nos tendremos que calentar dentro de unos años.

La Voz, Jerez, 30 de noviembre de 2008, se acerca el invierno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Nadie, hace mucho tiempo que el monarca abdicó de su "más sagrado deber". Lamentablemente son muy numerosas las veces en las que se ha dejado notar su frustrante vacio en la defensa de la unidad de España, mientras que la Casa Real no ha dudado en hacerse oir cuando se ha visto aludida por otros temas bastante más mundanos, objeto de "salsasrosas", corazones y amarillismos varios.

En fin, como tantas otras veces ha ocurrido, un fatalista sentimiento de perdición es el más destacable a la hora de resumir nuestro previsible futuro. Y, sinceramente, no creo que sea pesimista; sólo es lo que es.

Por cierto, Nadie ¿desde cuando empleamos el plural maiestático en nuestras columnas? ¿es una forma de integrarnos en ellas o más bien de diluir tu responsabilidad entre todos nosotros, por si viene algún Mijail que otro a rendirte cuentas por tu columna? ja, ja, ja, ja !!

Nadie dijo...

¡No es mayestático, es que la escribí a medias con el fantasma de Mitrofan, que vaga por la taiga!

Bromas aparte, me encanta el plurar mayestático. Algunos lo consideran una muestra de soberbia, pero a mí me parece que, bien empleado, es como un buen barniz para una buena madera. Si, además, algunos como tú comparten lo que escribo, el recurso adquiere entonces toda su dimensión.
Por cierto, la columna tampoco fue publicada. Nadie me ha explicado nada, y dudo mucho que la Corona se preocupe por lo que se publica en la periferia de la periferia. Ya te contaré cuando sepa algo.