domingo, 21 de septiembre de 2008

Pinoch...



La economía mundial se hunde mientras la recesión avanza a pasos agigantados, como lo hacían hasta hace un año las plusvalías de todo aquél que tuviera dinero para invertir o especular en lo que fuera; los desempleados aumentan en España a la usanza socialista -de medio millón en medio millón-, mientras el paro es lo único imparable en Andalucía, que ya es madre de uno de cada cuatro españoles que buscan empleo; los expertos anuncian que hay crisis para rato y que el número de ociosos por obligación seguirá creciendo vertiginosamente por debajo de los Pirineos, y brutalmente por debajo de Despeñaperros…y ante esta realidad visible, demostrable e innegable, el presidente Chaves, ese ente inatacable por los remordimientos o la vergüenza como inalterable es el oro por los ácidos, anuncia solemnemente que saldremos reforzados de la crisis, y que se logrará el pleno empleo a partir de 2012. Y el problema no es que no haya seis millones de andaluces esperándolo en la puerta de su palacio para acribillarlo a tomatazos y huevazos, sino que no hay ni seiscientos; ni sesenta; ni siquiera seis…

A lo largo de los años, no ha habido consecuencias negativas para el Gobierno andaluz por sus infinitas promesas incumplidas, y ello ha provocado que la mentira se haya institucionalizado no ya como arma electoral o política, sino como una forma de vivir, el santo y seña de nuestra administración regional. Si en un principio la mentira pudo ser una opción entre otras, ahora es la única opción posible para que el cefalópodo burocrático cuyos tentáculos alcanzan todos los rincones de esta tierra pueda seguir con su mastodóntica existencia; todo lo ve, todo lo oye, todo lo aletarga. Dos décadas atrás, las mentiras iban destinadas a mantener el miedo por un lado, y a crear ilusión por el otro. Hoy, sin embargo, no van destinadas a engañar a nadie porque ya nadie cree en ellas: ni amigos ni enemigos. Son, tan sólo, la representación diaria de una obra que lleva tantos años en cartel, que todos la conocemos tan íntimamente que parece formar parte de nuestro ADN. Los actores recitan cada noche sus diálogos y saludan al público adormilado que siempre abarrota el teatro. Vivimos en el “día de la marmota socialista andaluza” por siempre jamás.

¿Y cómo se llama la obra? El argumento recordaría a la historia del muñeco mentiroso si no fuera por dos diferencias: la marioneta de madera mentía y engañaba sin parar, sí, pero en el fondo no tenía mala voluntad; además, en la historia original, pagaba finalmente por sus actos con la horca. Así que, como la fábula no puede titularse “Pinocho” porque nuestro protagonista jamás conocerá el arrepentimiento ni el castigo por sus malas acciones, quizá lo más acertado sería llamarla… “Pinochaves”.


La Voz, Jerez, 21 de septiembre de 2008. Faltan cuatro años para el pleno empleo.

¡Albricias!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ole!

Deberías incluir un contador en la web para ir siguiendo la cuenta atrás hasta tán deseada fecha.

Pleno empleo en 2012!

Hay que tener el rostro petreo.
Como petrea es el rostro de muchos andaluces