sábado, 22 de septiembre de 2007

Ahmadineyad, el cachondo





AHMADINEYAD, EL CACHONDO
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Creemos en Occidente que los islamistas radicales carecen de cualquier atisbo de sentido del humor, pero es, sin duda, una creencia equivocada. De lo que carecen los cortacabezas es de la capacidad para reírse de ellos mismos pero, lo que es troncharse a costa nuestra, cada dos por tres; y ahí está el presidente de Irán para demostrarlo. Seguro que, en privado, ese hombrecillo con cara de sátiro y salido es para morirse de la risa. El último chiste con el que ha salido es que quiere “dejar una corona de flores en la Zona Cero para rendir tributo a las víctimas del 11-S”. Parece que los americanos no se lo tragan del todo, y hasta la senadora Clinton ha dicho que sería algo inaceptable. Sin embargo, que tengan cuidado los yanquis con Zp, que es capaz de enviar a Moratinos para que haga gestiones en favor de Ahmadineyad.

Que un hombre que ha proclamado continuamente su odio infinito a Israel y los Estados Unidos, dirigente de un país que acoge en su seno a gerifaltes de Al Qaeda, que sostiene con armas a los terroristas que desangran Irak, y que trata de conseguir la bomba atómica para exterminar de la faz de la Tierra a todo un pueblo pretenda hacer el paripé en el cementerio de las Torres Gemelas, es algo tan hipócrita y humorístico como si Ibarreche, el de “los-vaskos-y-las-vaskas”, propusiera un responso por las víctimas de ETA en la Catedral de la Almudena. Porque Irán es al terrorismo, no nos engañemos, lo que Holanda a los tulipanes. No es que dudemos de la voluntad homenajeadora del iraní, sino que nos inclinamos a pensar que a quien realmente pretende poner flores don Mahmoud es a las “otras” víctimas, es decir, a los Atta, Banihammad, al-Shehri, al-Omari, al-Suqami, al-Shehhi, y al-Ghamdi, los mártires que aquél día crearon al tercer y más moderno héroe neoyorquino, pues si antes sólo estaban Super-man, que vuela entre los rascacielos y Spider-man, que sube por los rascacielos, ahora les acompaña Musul-man, que atraviesa los rascacielos.

Los que parece que lo tienen cada vez más claro son los franceses, cuyo ministro de Exteriores ha advertido a Irán de que si sigue buscando pelea, la va a encontrar. Al gobierno de Teherán no parece haberle gustado nada el poco sutil aviso, y dice que declaraciones como esta afectan a la credibilidad de Francia ante la opinión pública mundial. Y tiene razón: por fin los franceses comienzan a tener credibilidad… ¿cuándo la recuperaremos nosotros? Mientras llega el día, que llegará, a ver si alguien le va explicando la alianza de las pamplinas a Al Zawahiri, ese pacifista que dice que es un deber para todos los musulmanes liberar el territorio arrebatado de Al Andalus.
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La Voz, Jerez, 23 de septiembre de 2007

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