A veces uno instaura tradiciones en su vida sin darse cuenta, sin premeditación. Este año, en el aniversario de la caída de las Torres Gemelas, no he podido ni he querido dejar de escribir sobre ello en mi columna semanal. Es mi pequeño homenaje. Y al hacer memoria, me he dado cuenta de que es ya la tercera ocasión en que repito tema en la misma fecha. Y además, he decidido que lo seguiré haciendo mientras escriba en la prensa. Me gusta la idea. Lo que no me gusta tanto es que, releyendo lo que escribí hace uno y dos años, creo que el de hoy es el homenaje más flojo de los tres. Será el signo de los tiempos.
A continuación podéis leer y comparar los tres textos quienes queráis recordar conmigo. Una vez al año no hace daño.
viernes, 14 de septiembre de 2007
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2 comentarios:
La tradición es la esperanza, así que ánimo y a seguir
Gracias, Enrique. Bien sabes tú que a veces cuesta.
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