
Darían un brazo por que Mel Gibson hiciera una película mala. Pero nada; no hay manera. Es graciosísimo escuchar y leer las críticas de los progres a esta nueva cinta del "ultracatólico", "extremista", "iluminado", "enfermo", "fundamentalista" y resto de lindezas con que describen a Gibson (todo ello para decir, al fin y al cabo, que no es uno más del rebaño de babosos que pueblan el cine americano y el no americano):
-Es buen cine PERO GIBSON...
-Se nota que Gibson sabe lo que hace PERO...
-Espectacular, AUNQUE GIBSON...
Lo tienen que admitir, por mucho que les duela: APOCALYPTO es cine con mayúsculas, es decir, gran cine. Simple en sus planteamientos, si se quiere, pero no por accidente: Gibson sabe que una historia sencilla puede llegar al interior de la gente tanto o más que una complicada. Y verdaderamente la trama de APOCALYPTO no puede ser más sencilla: un hombre luchando por la vida.
No sé hasta qué punto el rigor histórico con que Gibson trata el mundo maya es elevado, pero eso es otra historia (aunque haya idiotas a los que lo único que les falta es acusarle de inventarse los sacrificios humanos: se nota que no han leído a Bernal Díaz del Castillo; por cierto, ¿quién, y para cuando, rodará la "VERDADERA HISTORIA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA", una de las historias más épicas e increíbles de todos los tiempos?). El impacto de ver recreada la civilización maya es de una fuerza bestial, ayudado sin duda por el empleo del idioma precolombino, y el retrato es, desde luego, de auténtica pesadilla, como una visita al infierno. La violencia roza el gore, pero, como dicen algunos cuando hablan de los desnudos en el cine, "lo exige el guión", y en este caso es cierto: APOCALYPTO no sería nada si no rezumara violencia, y amor, por todos sus poros. Amor a la vida, a la propia y a la de los seres queridos. La belleza de las imágenes es impactante, y el ritmo trepidante hasta el extremo de que, cuando termina la película, te das cuenta de que llevabas mucho rato conteniendo la respiración. En cuanto a los protagonistas, probablemente nunca antes habíamos visto a ninguno de ellos, y nunca los volveremos a ver, pues son en su mayoría indígenas mexicanos; sin embargo, sólo una palabra podemos decir para calificar su interpretación: magistral.

No hay comentarios:
Publicar un comentario