sábado, 6 de enero de 2007

...Y no me cuesta decírtelo


Te adoro, amorcito, mi pichón bonito; rosa de mi corazón, te quiero un montón, y no me cuesta decírtelo”. Con baboseo telefónico como éste debían pasársele volando las horas al enamoradísimo Julio Álvarez, que no paró, literalmente, de llamar a su novia durante dieciséis meses. No dudamos de la sinceridad de los sentimientos del alcalde (socialista, vaya por Dios) de la localidad sevillana de La Puebla del Río, pero de lo que estamos totalmente seguros es de que, realmente, no le costaba nada expresarlos; vamos, que le salía gratis total, pues su carameleo corría a cargo de los vecinos de La Puebla. Y es que el amor, qué bonito, es ciego, y debe ser por ello que el pobre alcalde confundía su teléfono con el de su pueblo, usando el público, sin duda por azar, para sus llamadas privadas. Al hombre, despistado, no se le ocurrió marcarlos en braille: se ve que cuando uno está ciegamente enamorado, todo lo demás desaparece del mundo. Hasta las facturas.
Hay que admitir que en las cosas del querer no se suele reparar en gastos, pero Álvarez no sólo está acusado de malversación de caudales públicos, sino que también lo está de ocultación de datos y prevaricación por negar a la oposición los detalles sobre dichos gastos municipales (como buen antiliberal, no quiere que a los políticos se les ate corto, aunque sea la única forma de mantener la corrupción dentro del tiesto). Además, el concejal Juan Carlos Benítez está acusado de falsedad documental por escanear y eliminar las llamadas comprometedoras de las facturas telefónicas de su jefe, lo cual demuestra, amén de su fidelidad perruna, que no mentían los socialistas andaluces con lo de la segunda modernización: si Caldera, todo un ministro, falsificaba con tipex los documentos del Prestige, un simple concejal de La Puebla ha terminado con tamaño cutrerío. El tipex ha muerto, ¡viva el escáner! ¿Quién dice que en Andalucía estamos atrasados?
No es que la corrupción anide en unas siglas y no lo haga en otras, pues su verdadero hogar es el espíritu humano, pero sucede que en ciertos partidos encuentra una madriguera mucho más mullidita, tanto más confortable cuanto más tiempo se ha tenido para amueblar la casa a conveniencia. Y dado que Andalucía lleva ya demasiado tiempo amueblada al gusto de la misma familia, no es extraño que luego pasen cosas como las de Marbella (que es la puntita nada más de un inmenso iceberg), las facturas falsas de Sevilla, el ilegítimo aprovechamiento de cargos públicos para apuntalar legítimas aspiraciones electorales, o lo que ustedes quieran, que hay de sobra para elegir en esta ceremonia permanente de confusión entre lo público y lo privado que es la política andaluza.
Volviendo a nuestro Romeo Alcaldizo, el alcalde-chorizo, he echado cuentas, y me sale que se pasaba unas dos horas diarias retozando en las microondas con su amada. Suponiéndole una jornada laboral de ocho horas, se deduce que escamoteaba un 25% del tiempo de servir a los ciudadanos, para servirse a sí mismo y a su asaeteado corazón rojo. Por lo tanto no es suficiente con que devuelva el dinero gastado en teléfono, sino que debería hacer lo mismo con un cuarto de sus ingresos como alcalde durante los dieciséis meses consagrados a Cupido. El caso está en los tribunales y será enjuiciado por un jurado popular, así que esperemos que no se pongan tiernos cuando el acusado implore clemencia diciendo: “Todo lo que hice, lo hice por amor”.
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La Voz, Jerez, 7 de diciembre de 2007.
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Felices Reyes.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena, sí señor. Me ha encantado.

Nadie dijo...

Gracias, Kaiser.

Jesús Sanz Rioja dijo...

Hay amores que roban, ¿no?

Nadie dijo...

Roban a los pobres para dar(se) a los ricos, ¡qué tierno!

Jesús, acabo de descubrir tu bitácora y, consecuentemente, acabo de enlazarla. Me encanta establecer lazos de unión :)

E. G-Máiquez dijo...

Espléndido artículo, de los que además de admiración dan un poquitín de envidia.

Jesús Sanz Rioja dijo...

Gracias, nadie. A ver si un día alguien me enseña a poner enlaces.

Anónimo dijo...

Pues este personaje es también diputado provincial, presidente de la Mancomunidad de municipios del Guadalquivir (28 municipios) para la recogida de residuos sólidos urbanos, miembro de la ejecutiva provincial del PSOE y otros cargos (pesebres) varios.
En diciembre pasado (2006) fue condenado por vulnerar los derechos fundamentales (libertad sindical y de expresión) de una sindicalista de la mancomunidad que (mal)preside, a la despidió por la cara, aunque el juez ordenó la readmisión inmediata (despido nulo).

Nadie dijo...

Pues vaya...el que sabe, sabe.