sábado, 13 de enero de 2007

Piper

Piper no sólo es una de las marcas más conocidas de avionetas,
sino que también es el poco excitante nombre de esta muy excitante chica
a la que habíamos perdido la pista desde que la conocimos en EL BAR COYOTE, peliculilla olvidable de la que sólo cabe recordar la lozanía y el desparpajo de sus protagonistas.

Ayer fui a ver EL TRUCO FINAL, dispuesto a quitarme el mal sabor de boca que me dejó EL ILUSIONISTA (me dormí en el cine a pesar de Edward Norton), y preparado para la correspondiente sobredosis de Scarlett Johansson, que es esa chica especializada en hacer de sí misma, poseedora de unos melones que no se los merece,

y sobrevalorada como pocas (como ninguna, más bien) en cuanto a sus dotes artísticas. Pues bien, la sorpresa de la película, que es una película de sorpresas, fue volver a ver a ese angelote llamado Piper Perabo al que creíamos emigrado de la tierra para volar con sus alitas en el cielo. Su papel es pequeño, aunque no insignificante, y para muchos pasará totalmente desapercibida. No le roba, de ninguna manera, la función a Scarlett (en realidad, la función tampoco es de Scarlett, sino de Christian Bale y Hugh Jackman), pero nos gusta ver que sigue aquí, y hubieramos preferido verla a ella en pantalla durante una hora, y a Scarlett durante cinco minutos. Otra vez será.

Adios, Piper, hasta la próxima.
En cuanto a la película, decir que me resultó entretenidísima; la competición a muerte entre dos magos que luchan no sólo por ser los mejores, sino por destruirse mutuamente haciendo lo que haga falta, ya sea truco o realidad. Nada es lo que parece en esta película. Y nadie es totalmente bueno en ella, aunque alguno sea totalmente malo. Parábola, quizá, sobre lo que supone entregarse en exceso a la profesión, toda la cinta es un gran fuego de artificio en el que bajo el envoltorio del truco de magia subyace una reflexión sobre la obsesión, la degeneración del espíritu (una corrupción progresiva digna del mejor Dorian Gray), la renuncia, el sacrificio y el sufrimiento disfrazado de éxito.
Desde mi punto de vista, un entretenimiento muy recomendable.
Calificación: 7/10

2 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Como hasta ahora tus recomendaciones han sido infalibles, iré este mismo fin de semana. Y cómo me alegro (sin exagerar lo digo) de que te durmieras en El ilusionista. El mejor truco de esa película es que tanta gente hable bien de ella. Yo he hecho mi división particular: están los que siguen a Vicente y aplauden y los que con criterio hechan pestes de ella. Veo que hay un escalón más de sabiduría: los que se duermen.

Nadie dijo...

Ja, ja, ja, buenísimo lo del escalón de la sabiduría