sábado, 28 de julio de 2007

El paraíso de la traición


EL PARAÍSO DE LA TRAICIÓN
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Cuando Ibáñez creó a Mortadelo y Filemón, los puso al servicio de la T.I.A. y a las órdenes del Superintendente Vicente, pero eso es porque al CNI todavía no había llegado Alberto Sáiz, personaje ideal para hacer de “Súper-cuchufletero” en este tebeo, mezcla de “Aquí hay tomate y El Bombero Torero”, que es España. Y no es porque hayan pillado a un agente que curraba para el enemigo porque le salía más rentable que servir a la Patria, qué va, eso pasa hasta en las mejores familias, sino por el espectáculo inverosímil que dio el jefe de los espías españoles al exponer la historia en… ¡una rueda de prensa! Así, entre risas y chascarrillos, descubrimos que han detenido a Roberto Flórez por vender a los kagebitos de Putin información sobre procedimientos y operaciones de contrainteligencia, además de las identidades de montones de agentes. Ello ha puesto en riesgo (si es que no ha costado) la vida de muchos servidores de la Nación, y ha obligado a reformar el CNI de arriba abajo pero, según Sáiz (que es un hombre de Bono, con lo cual entendemos que prefiera ser espiado a espiar), la seguridad nacional no se ha visto comprometida, jijiji, jajaja, los rusos siguen siendo nuestros coleguitas del alma, jijiji, jejeje, y aquí no ha pasado nada, pero por si acaso la culpa es del PP, jijiji, jojojo, y tócate las narices.

Ante tal situación, uno espera que de inmediato aparezca el jefe de la diplomacia para corregirlo y decir que se expulsarán diplomáticos, o por lo menos se llamará al embajador a consultas, pero lo que nos ha contado Moratinos, con esa sonrisa babosa que siempre tiene para moros radicales, sudamericanos totalitarios y terroristas palestinos es que, efectivamente, “no-problemo” con los rusos. Sólo le ha faltado decirle al ministro Lavrov que la próxima vez pida los datos, que él mismo se los dará con mucho gusto y gratis, que para eso queremos la paaaaazzzzz.

Es indudable que estas cosas no pasan en los países serios, lo malo es que tampoco en los no serios, pues hasta la más mierdosilla república bananera castiga a los traidores con la máxima dureza: de cadena perpetua para arriba. Aquí, en cambio, sólo se les da un cachete de entre seis y doce años de cárcel, quizá mucho menos si el traidor se porta bien y hace un curso de recortables mientras sus ex compañeros están con el culo (o los sesos) al aire porque él vendió sus vidas. Es de risa. De risa gilipollas. Puede que la vivienda y el precio del marisco estén por las nubes en nuestro país, pero lo que es el kilo de traición está tirado, así que, ¡veníos pa’España, traidores del mundo, que aquí está lo que buscáis!: sol, playa…y buenos precios.
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Publicado en La Voz, Jerez, 29 de julio de 2007.
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¿A álguien le extraña que la situación sea la que es, cuando el mayor traidor de todos es nuestro Presidente? No es que la traición no se castigue en España, es que se premia.

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